lunes, 8 de marzo de 2010
En el lejano Oriente
No se conoce con certeza en qué época llegó el gato doméstico a China, pero se sabe que allí las únicas utilidades que se le reconocieron fueron la de cazar ratas y la de acompañante de mujeres. Se creía que el animal atraía la pobreza al hogar y, para neutralizar este poder, se colocaban representaciones en porcelana de gatos sentados con mirada profunda mirando hacia lo lejos, en las esquinas de las entradas de las casas. Paradójicamente, también pensaban que los gatos alejaban los malos espíritus debido a su buena visión nocturna y que cuanto más viejo y feo fuera el gato que se tenía en la casa, más fortuna traería para su dueño.
En Japón, el gato doméstico fue introducido hacia el siglo VI, estableciéndose la costumbre de que cada templo poseyera dos animales de esta especie a fin de preservar los manuscritos de los ratones.
Según la leyenda, el emperador Ichijo, gran amante de los gatos, ordenó cuidarlos hasta tal punto que, cuando fue necesario recurrir a ellos para proteger el gusano de seda contra los ratones, para no molestarlos, se utilizó un subterfugio que consistía en pintar gatos sobre las puertas o colocar estatuas felinas de bronce, de porcelana o madera. Evidentemente, esto resultó poco eficaz y el gato se convirtió en la encarnación de un demonio impotente, malvado y egoísta.
En el medioevo, los japoneses creían que el gato de pelaje "concha de tortuga" (blanco, negro y leonado) fue considerado un amuleto benéfico y cómplice, mientras que el gato con la cola bifurcada se creía que era maléfico con capacidad para transformarse en bruja. En el siglo XVIII, una ley prohibió encerrar a los ejemplares adultos y comerciar con ellos.
En todos los países budistas se conocen maravillosas leyendas acerca del gato, aunque no se consideró objeto de culto, y fue excluído de los horóscopos chino y japonés, además de no estar incluído en la lista de animales protegidos por los cánones budistas.
En la actualidad el gato japonés más famoso del mundo es el Maneki Neko (ver artículo).
Existe la probabilidad de que el gato doméstico llegara a la India al mismo tiempo que lo hizo a China. En la India el gato fue mejor acogido debido a que las religiones hinduísta y parsi profesan el respeto por cualquier forma de vida. Al igual que en Egipto, también fue venerado allí, donde Sasti, diosa de la fecundidad, tomó apariencia de una gata (quizá se trataba de la versión hindú de la egipcia Bastet).
Los adeptos al yoga apreciaron la posición adoptada por el gato para dormir (tumbado y hecho un ovillo), que consideraban ideal para la regulación del fluido vital (ver aquí la postura del gato).
Símbolo de la pureza, el pequeño felino será el intercesor entre Buda, perfecto y único, y su pueblo de fieles. No obstante, durante la ascensión de Buda al nirvana, el gato se habría dormido y por ello habría llegado con retraso a la ceremonia, lo cual fue considerado como una gran irreverencia. Típico de él...
Artículos relacionados:
Pequeña fiesta
El verdadero nombre del gato
El Maneki Neko
Rincón japonés
Pintura:
Kakizaki Hakyo, Gato entre las flores
Utagawa Kunisada, Gato jugando (detalle)
Fotos: Dan Borris, Yoga cats
Escuchar: Om Mani Padme Hum
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4 comentarios:
Gracias a tú blog me he aficionado a las historias de gatos. Ya estoy esperando la siguiente leyenda. Como sigas así, al final me compro un minino.
Ana.
Muy bueno el articulo y las fotos muy graciosas. Tambien existen varias posiciones en Karate que hacen referencia a los gatos.
Besos
No lo compres, Ana, adóptalo, no te arrepentirás :-)
Pues nada, tomo nota para un artículo sobre gatos karatekas, jajaja... Besos
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