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lunes, 7 de marzo de 2011

Medalla de oro

Guepardo

El nombre guepardo proviene del griego"gatopardos" y del latín medieval gattus pardus, con el significado de "gato leopardo"; también llamado chita (del hindi chiitaa, que, probablemente tiene su origen en el sánscrito chitraka, o "el de los topos").

Como espíritu animal, el guepardo (acinonyx jubatus), simboliza la rapidez, la perspicacia y la concentración. De todos los "grandes gatos", él es el más rápido, capaz de alcanzar velocidades de más de 100 km/h en tres segundos, (entre 95 y 115 km/h en carreras cortas de un máximo de 400 a 500 metros). Esta increíble muestra de aceleración hace del guepardo el animal terrestre más rápido del planeta. Su gran pecho acomoda un corazón que acelera rápidamente cuando hace falta. Su éxito como cazador depende de su velocidad y de su habilidad para acabar con su presa con un poderoso mordisco en la garganta.

Devorar su presa antes de que otros depredadores lleguen a la escena es esencial para el guepardo, dado que su excepcional esfuerzo físico suele dejarle exhausto y vulnerable. La opción de subir su presa un árbol, como hace su primo el leopardo, está más allá de sus fuerzas.

Gregory Colbert

Su forma de actuar es casi científica. Como un muelle que acumula energía para efectuar un único salto, el guepardo no se precipita durante la caza. Otros depredadores, como el león cuando está hambriento, desperdician energías corriendo sin mucho tino detrás de las presas. El guepardo, en cambio, espera. Y cuando finalmente empieza a correr, acierta en la mayoría de las ocasiones. Su efectividad se ha estimado en un 60%, frente a poco más del 25% que consigue el león. Claro que el guepardo pesa tres veces menos y corre el doble de rápido.

Tiene una vista privilegiada, que aprovecha para observar a sus víctimas desde la distancia, tumbado en un promontorio o subiéndose a un árbol. Es paciente y tranquilo; sabe escoger su presa y esperar el momento adecuado.

Gregory Colbert

El guepardo, único representante del género Acinonyx, es un miembro atípico de la familia de los félidos y no sólo por su velocidad . A diferencia del resto de los felinos, sus uñas no son retráctiles sino que le sirven para aumentar la tracción. Tampoco puede rugir como los otros grandes felinos (león, tigre, leopardo y jaguar), ya que carece de la estructura anatómica adecuada, en cambio emite un ruido muy parecido al de las aves. Es mucho menos agresivo que otros felinos grandes y puede ser domesticado.

Los egipcios antiguos comúnmente los conservaban como mascotas, y también eran domesticados y entrenados para cazar. Esta tradición llegó a los antiguos persas y luego a la India. A pesar de su tímida naturaleza, los cachorros de guepardo (que nacen sin manchas) han sido mascotas de la aristocracia en múltiples ocasiones. Hace más de 5000 años, los Sumerios eligieron esta bella y elegante criatura como mascota real, y Gengis Khan fue conocido por su afición a los guepardos.

Gregory Colbert

Una leyenda africana cuenta cómo el guepardo consiguió sus características manchas conocidas como "manchas de lágrima", ya que parecen derramarse desde sus ojos. La historia dice que, creyendo que sus cachorros habían sido robados por un cazador sin escrúpulos, la madre Manchas de lágrimaguepardo abandonó su caza para buscarlos. Mientras tanto, el cazador robó la presa que el guepardo había cazado con gran esfuerzo.

Tanto lloró el guepardo, que sus lágrimas hicieron manchas en su piel. Finalmente, la justicia prevaleció: los cachorros fueron recuperados y el cazador castigado. Las lágrimas del guepardo se convirtieron en un recordatorio de que las sagradas tradiciones de la caza deben prevalecer, convirtiendo al guepardo en un símbolo de honor y respeto.

Fotografías 1, 2 y 3: Gregory Colbert

Fuentes: Wikipedia, Tatuarte

martes, 31 de agosto de 2010

Leo es pardo

Leopardo

“El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve de 5895 metros de altura, y dicen que es la más alta de África. Su nombre es, en masai, «Ngáje Ngái», «la Casa de Dios». Cerca de la cima se encuentra el esqueleto seco y helado de un leopardo, y nadie ha podido explicarse nunca qué estaba buscando el leopardo por aquellas alturas”.(Ernest Hemingway, Las nieves del Kilimanjaro)

El leopardo (Panthera pardus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los félidos. Como los otros tres grandes felinos del género Panthera, el león, el tigre y el jaguar, están caracterizados por una modificación en el hueso hioides que les permite rugir.

El leopardo
es
uno de los grandes felinos más adaptables. Pesa de 40 a 70 kgs., longitud del Leopardo melánicotronco hasta 1'9 m., cola 1'4 m., altura 80 cm., color pardo pálido con pintas arracimadas en rosetas o pardo muy oscuro (llamado pantera negra o leopardo melánico).

Habitualmente, se suele confundir con el guepardo, con el cual comparte un aspecto muy similar (pelaje amarillo con motas oscuras), pero del cual difiere enormemente tanto en características físicas como en su carácter, siendo el guepardo llamativamente menos agresivo que el leopardo; además, el leopardo no tiene las manchas de la cara que parecen lágrimas.

Excepto en desiertos, habita en todo tipo de hábitat siempre que tenga un lugar donde esconderse y existan suficientes presas para sobrevivir; se encuentra presente en todo tipo de bosque y selva, en las sabanas, en los sembrados y en lugares rocosos. Vive en la mayor parte de África y en todo el sur de Asia, hasta China e Indonesia. En algunos hábitats, el leopardo desarrolla formas para evadir a otros depredadores mayores o más numerosos como es el caso del león y las hienas en África y el tigre El cau de Catien Asia. Por lo general, suelen evitar en lo posible la presencia del ser humano, debido al temor que les infunde.

Cazan preferentemente por la noche y acostumbran a pasar el día durmiendo entre la vegetación, en cuevas de otros animales o, a menudo, sobre la rama de un árbol al que trepan con agilidad a pesar de su tamaño. Para el leopardo, el árbol es a la vez donde descansa, desde donde caza y donde almacena su comida. Desde lo alto del árbol, puede tender una emboscada a sus presas y también dejar la comida fuera del alcance de los carroñeros. Este félino se alimenta de mamíferos medianos y pequeños, y tiene inteligentes técnicas para capturar presas, sobre todo monos desprevenidos, a los que les pierde su curiosidad.

Es un cazador enérgico, y tan fuerte que puede arrastrar cadáveres de animales casi tan pesados como él. A diferencia de la mayoría de los felinos, la madre no enseña a cazar a sus cachorros, éstos deben aprender a defenderse por sí mismos. Son animales solitarios, excepto en época reproductora.Tarzán

En África, fue particularmente sangriendo el culto de los hombres-leopardo, que aterrorizó durante siglos a los nativos de África Occidental.

Eran feroces asesinos y caníbales rituales que actuaban bajo la convicción de que un espíritu se puede corporeizar en dos formas a la vez, la humana y la animal. Iban cubiertos con pieles de leopardo y armados con brazaletes de hierro de los que salían cuatro afilados cuchillos similares a las garras del leopardo.

Esta temible sociedad secreta, la cual muchos de nosotros conocemos por las aventuras de Tarzán, no fue totalmente erradicada hasta bien entrados los años 40 del pasado siglo. (Para leer más sobre esta tenebrosa secta, pinchar aquí: Historia natural del canibalismo)

jueves, 3 de junio de 2010

La escritura del Dios

Sorpresa
El jaguar, yaguar o yaguareté (Panthera onca) es un carnívoro felino del género Panthera (junto con el león, el tigre y el leopardo) y la única de las cuatro especies actuales de este género que se encuentra en América. También es el mayor felino de América y el tercero del mundo, después del tigre (Panthera tigris) y el león (Panthera leo). Su distribución actual se extiende desde el norte de México y gran parte de Centroamérica hasta el Perú, Paraguay y el norte de Argentina. Exceptuando algunas poblaciones en Arizona, esta especie ya ha sido prácticamente extirpada de los Estados Unidos desde principios de la década de 1900. Actualmente, el jaguar es otra de las muchas especies amenazadas.

Se encuentra emparentado y se asemeja mucho en apariencia física al leopardo (Panthera pardus), pero generalmente es de mayor tamaño, cuenta con una Jaguarconstitución más robusta y su comportamiento y hábitat son más acordes a los del tigre (Panthera tigris). Es fundamentalmente solitario y también es un superdepredador que caza mediante emboscadas y tiene una mordedura excepcionalmente potente, lo que le permite perforar los caparazones de reptiles acorazados como las tortugas y utilizar un método poco habitual para matar: ataca directamente la cabeza de la presa entre las orejas para proferir un mordisco fatal que atraviesa el cráneo con sus colmillos alcanzando al cerebro.

A lo largo de la historia, el jaguar ha tenido un lugar prominente y ha sido objeto de culto en la mitología de numerosas culturas indígenas americanas, como los mayas y los aztecas. Los félidos fueron considerados como criaturas mágicas por muchas culturas en todo el mundo. El jaguar además de ser el felino más grande de América, destaca por su fortaleza, andar sigiloso, gran habilidad para la caza y notable velocidad, por lo que fue considerado con habilidades sobrenaturales y se le ha ligado a las prácticas de los chamanes, a distintos dioses y a rituales religiosos.

En el México precolombino, los guerreros jaguar (guerreros profesionales aztecas pertenecientes a las clases bajas), portaban pieles de jaguar sobre la espalda a modo de distintivo en la batalla. El jaguar simbolizaba el decimocuarto día de cada mes en el calendario mexicano. Para la civilización maya eran los intermediarios entre los vivos y los muertos, compañeros en el mundo espiritual y protectores de los palacios reales.


"El jaguar se mueve. Y suda belleza y misterio. En la moteada pelambre felina acaso se refugie, oculte, la escritura del dios, un mágico texto secreto cuyo descubrimiento y lectura puede dispensar poder ilimitado. Esta sospecha, esta religiosa y poética creencia, vive en el relato borgeano La escritura del dios. Borges imagina allí a un mago azteca que cae mancillado, humillado y derrotado, bajo el arrogante fuego español. Luego de la extinción del brillo de Tenochtitlán y de Moctezuma, el mago Tzinacán padece cautiverio. Oscuridad. La necesidad de apelar a alguna potencia mágica y divina para expulsar al sacrílego invasor. El mago recuerda entonces la antigua creencia: quizá el nombre secreto del dios duerme, secreto, velado, en la piel de un jaguar. Y un jaguar acompaña al mago en su cautiverio. Y entonces..."

En este relato la imaginación Jorge Luis Borges se sitúa en la cultura azteca, en la áspera región del Valle central de México, en la tierra americana, donde el jaguar, y no el tigre, brilla con especial fulgor. De todos modos, en el relato muchas veces jaguar y tigre son empleados como sinónimos ( una equivalencia que no suprime las diferencias específicas entre ambos pero que destaca su idéntica condición felina). El jaguar aquí, como el tigre siberiano, es entonces apertura hacia la percepción de energías universales. Si te animas a leerlo, percibirás la brisa de lo fantástico que convierte a un animal en mensajero del dios enigmático.

LA ESCRITURA DEL DIOS
La cárcel es profunda y de piedra; su forma, la de un hemisferio casi perfecto, si bien el piso (que también es de piedra) es algo menor que un círculo máximo, hecho que agrava de algún modo los sentimientos de opresión y de vastedad. Un muro medianero la corta; éste, aunque altísimo, no toca la parte superior de la bóveda; de un lado estoy yo, Tzinacán, mago de la pirámide de Qaholom, que Pedro de Alvarado incendió; del otro hay un jaguar, que mide con secretos pasos iguales el tiempo y el espacio del cautiverio. A ras del suelo, una larga ventana con barrotes corta el muro central. En la hora sin sombra se abre una trampa en lo alto, y un carcelero que han ido borrando los años maniobra una roldana de hierro, y nos baja en la punta de un cordel, cántaros Guerrero jaguarcon agua y trozos de carne. La luz entra en la bóveda; en ese instante puedo ver al jaguar.

He perdido la cifra de los años que yazgo en la tiniebla; yo, que alguna vez era joven y podía caminar por esta prisión, no hago otra cosa que aguardar, en la postura de mi muerte, el fin que me destinan los dioses. Con el hondo cuchillo de pedernal he abierto el pecho de las víctimas, y ahora no podría, sin magia, levantarme del polvo.

La víspera del incendio de la pirámide, los hombres que bajaron de altos caballos me castigaron con metales ardientes para que revelara el lugar de un tesoro escondido. Abatieron, delante de mis ojos, el ídolo del dios; pero éste no me abandonó y me mantuvo silencioso entre los tormentos. Me laceraron, me rompieron, me deformaron, y luego desperté en esta cárcel, que ya no dejaré en mi vida mortal.

Urgido por la fatalidad de hacer algo, de poblar de algún modo el tiempo, quise recordar, en mi sombra, todo lo que sabía. Noches enteras malgasté en recordar el orden y el número de unas sierpes de piedra o la forma de un árbol medicinal. Así fui revelando los años, así fui entrando en posesión de lo que ya era mío. Una noche sentí que me acercaba a un recuerdo preciso; antes de ver el mar, el viajero siente una agitación en la sangre. Horas después empecé a avistar el recuerdo: era una de las tradiciones del dios. Éste, previendo que en el fin de los tiempos ocurrirían muchas desventuras y ruinas, escribió el primer día de la Creación una sentencia mágica, apta para conjurar esos males. La escribió de manera que llegara a las más apartadas generaciones y que no la tocara el azar. Nadie sabe en qué punto la escribió, ni con qué caracteres; pero nos consta que perdura, Signo Océlotlsecreta, y que la leerá un elegido. Consideré que estábamos, como siempre, en el fin de los tiempos y que mi destino de último sacerdote del dios me daría acceso al privilegio de intuir esa escritura. El hecho de que me rodeara una cárcel no me vedaba esa esperanza; acaso yo había visto miles de veces la inscripción de Qaholom y sólo me faltaba entenderla.

Esta reflexión me animó, y luego me infundió una especie de vértigo. En el ámbito de la tierra hay formas antiguas, formas incorruptibles y eternas; cualquiera de ellas podía ser el símbolo buscado. Una montaña podía ser la palabra del dios, o un río o el imperio o la configuración de los astros. Pero en el curso de los siglos las montañas se allanan y el camino de un río suele desviarse y los imperios conocen mutaciones y estragos y la figura de los astros varía. En el firmamento hay mudanza. La montaña y la estrella son individuos, y los individuos caducan. Busqué algo más tenaz, más invulnerable. Pensé en las generaciones de los cereales, de los pastos, de los pájaros, de los hombres. Quizá en mi cara estuviera escrita la magia, quizá yo mismo fuera el fin de mi busca. En ese afán estaba cuando recordé que el jaguar era uno de los atributos del dios.

Entonces mi alma se llenó de piedad. Imaginé la primera mañana del tiempo, imaginé a mi dios confiando el mensaje a la piel viva de los jaguares, que se amarían y se engendrarían sin fin, en cavernas, en cañaverales, en islas, para que los últimos hombres lo recibieran. Imaginé esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando horror a los prados y a los rebaños para conservar un dibujo. En la otra celda había un jaguar; en su vecindad percibí una confirmación de mi conjetura y un secreto favor.

Dediqué largos años a aprender el orden y la configuración de las manchas. Cada ciega jornada me concedía un instante de luz, y así pude fijar en la mente las negras formas que tachaban el pelaje amarillo. Algunas incluían puntos; otras formaban rayas Jaguar  prehispánicotrasversales en la cara interior de las piernas; otras, anulares, se repetían. Acaso eran un mismo sonido o una misma palabra. Muchas tenían bordes rojos.

No diré las fatigas de mi labor. Más de una vez grité a la bóveda que era imposible descifrar aquel testo. Gradualmente, el enigma concreto que me atareaba me inquietó menos que el enigma genérico de una sentencia escrita por un dios. ¿Qué tipo de sentencia (me pregunté) construirá una mente absoluta? Consideré que aun en los lenguajes humanos no hay proposición que no implique el universo entero; decir el tigre es decir los tigres que lo engendraron, los ciervos y tortugas que devoró, el pasto de que se alimentaron los ciervos, la tierra que fue madre del pasto, el cielo que dio luz a la tierra. Consideré que en el lenguaje de un dios toda palabra enunciaría esa infinita concatenación de los hechos, y no de un modo implícito, sino explícito, y no de un modo progresivo, sino inmediato. Con el tiempo, la noción de una sentencia divina parecióme pueril o blasfematoria. Un dios, reflexioné, sólo debe decir una palabra, y en esa palabra la plenitud. Ninguna voz articulada por él puede ser inferior al universo o menos que la suma del tiempo. Sombras o simulacros de esa voz que equivale a un lenguaje y a cuanto puede comprender un lenguaje son las ambiciosas y pobres voces humanas, todo, mundo, universo.

Un día o una noche -entre mis días y mis noches ¿qué diferencia cabe?- soñé que en el piso de la cárcel había un grano de arena. Volví a dormir; soñé que los granos de arena eran tres. Fueron, así, multiplicándose hasta colmar la cárdel, y yo moría bajo ese hemisferio de arena. Comprendí que estaba soñando: con un vasto esfuerzo me desperté. El despertar fue inútil: la innumerable Jaguararena me sofocaba. Alguien me dijo: "No has despertado a la vigilia, sino a un sueño anterior. Ese sueño está dentro de otro, y así hasta lo infinito, que es el número de los granos de arena. El camino que habrás de desandar es interminable, y morirás antes de haber despertado realmente."

Me sentí perdido. La arena me rompía la boca, pero grité: "Ni una arena soñada puede matarme, ni hay sueños que estén dentro de sueños." Un resplandor me despertó. En la tiniebla superior se cernía un círculo de luz. Vi la cara y las manos del carcelero, la roldana, el cordel, la carne y los cántaros.

Un hombre se confunde, gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias. Más que un descifrador o un vengador, más que un sacerdote del dios, yo era un encarcelado. Del incansable laberinto de sueños yo regresé como a mi casa a la dura prisión. Bendije su humedad, bendije su tigre, bendije el agujero de luz, bendije mi viejo cuerpo doliente, bendije la tiniebla y la piedra.

Entonces ocurrió lo que no puedo olvidar ni comunicar. Ocurrió la unión con la divinidad, con el universo (no sé si estas palabras difieren). El éxtasis no repite sus símbolos: hay quien ha visto a Dios en un resplandor, hay quien lo ha percibido en una espada o en los círculos de una rosa. Yo vi una Rueda altísima, que no estaba delante de mis ojos, ni detrás, ni a los lados, sino en todas partes, a un tiempo. Esa Rueda estaba hecha de agua, pero también de fuego, y era (aunque se veía el borde) infinita. Entretejidas, la formaban todas las cosas que serán, que son y que fueron, y yo era una de las hebras de esa trama total, y Pedro de Alvarado, que me dio tormento, eraJorge Luis  Borges otra. Ahí estaban las causas y los efectos, y me bastaba ver esa Rueda para entenderlo todo, sin fin. ¡Oh dicha de entender, mayor que la de imaginar o la de sentir! Vi el universo y vi los íntimos designios del universo. Vi los orígenes que narra el Libro del Común. Vi las montañas que surgieron del agua, vi los primeros hombres de palo, vi las tinajas que se volvieron contra los hombres, vi los perros que les destrozaron las caras. Vi el dios sin cara que hay detrás de los dioses. Vi infinitos procesos que formaban una sola felicidad, y, entendiéndolo todo, alcancé también a entender la escritura del tigre.

Es una fórmula de catorce palabras casuales (que parecen casuales), y me bastaría decirla en voz alta para ser todopoderoso. Me bastaría decirla para abolir esta cárcel de piedra, para que el día entrara en mi noche, para ser joven, para ser inmortal, para que el tigre destrozara a Alvarado, para sumir el santo cuchillo en pechos españoles, para reconstruir la pirámide, para reconstruir el imperio. Cuarenta sílabas, catorce palabras, y yo, Tzinacán, regiría las tierras que rigió Moctezuma. Pero yo sé que nunca diré esas palabras, porque ya no me acuerdo de Tzinacán.

Que muera conmigo el misterio que está escrito en los tigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él. Ese hombre ha sido él, y ahora no le importa. Qué le importa la suerte de aquel otro, qué le importa la nación de aquel otro, si él, ahora, es nadie. Por eso no pronuncio la fórmula, por eso dejo que me olviden los días, acostado en la oscuridad.

Fuentes: Wikipedia, Temakel

Pintura: Henri Rousseau, Sorpresa

Escuchar: Antón García Abril, El hombre y la tierra

jueves, 18 de marzo de 2010

El Rey de la Selva

El León de la Metro

El león (Panthera leo) es un mamífero carnívoro que pertenece a la familia de los félidos, género Panthera (junto al jaguar, el leopardo y el tigre). No puedo resistirme: cada vez que pasan por TV el documental sobre los leones que viven en el cráter del Ngorongoro, en el Parque Nacional del Serenguetti en Tanzania, me quedo hipnotizada delante del televisor.

De toda la familia de gatos, el león siempre ha sido considerado por el hombre como el Rey de los Hace millones de años...Animales, el Rey de la Selva, el orgullo de África.

Es admirado por su nobleza, lealtad, habilidades, fuerza y valentía a lo largo de la historia: se han encontrado dibujos de leones realizados por hombres hace más de 15.000 años. La cabeza del león es uno de los símbolos animales más ampliamente conocidos de la cultura humana.

Aunque no es el más grande de los félidos (el segundo, después del tigre), ni el más rápido, y como cazador, es relativamente torpe y El Reysólo logra cazar su objetivo en un 20-30% de sus intentos, el león sigue siendo el Rey.

Son los únicos félidos que presentan un dimorfismo sexual evidente; es decir, los machos y las hembras tienen un aspecto notablemente diferente como consecuencia de los roles especializados que desempeñan dentro del grupo.

A pesar de su fama de animal feroz, los leones se muestran muy sociables dentro de su manada; son los únicos felinos que viven en grupos familiares, formados por varios parientes hembras con sus crías y uno o más leones adultos. El papel más importante de los machos es defender el territorio. (Atención calvos: en los grupos dominados por una coalición de dos o tres machos, es posible que las leonas Mi niño bonitotiendan a querer aparearse más con los leones que tienen una melena más densa).

Son las leonas las que hacen la mayor parte de la caza (cazan en equipo) y las que cuidan a los cachorros y les enseñan a cazar. Suelen parir sus cachorros al mismo tiempo y se ayudan entre ellas con la crianza de los pequeños.

Los leones son animales muy pasivos: pasan gran parte del tiempo descansando y están inactivos durante unas 20 horas al día. Aunque pueden ser activos a cualquier hora, su actividad suele tener su punto álgido en el ocaso, que es cuando cazan con más frecuencia.

Después de la caza, aquí no vale lo de las señoras y los niños primero, los leones suelen comer antes, luego las leonas, y por último, los cachorros.

El rugido de un león se puede escuchar a una distancia de hasta 8 kilómetros, y sirve para El mayor espectáculo del mundoadvertir a posibles intrusos y para llamar a miembros de su manada para que vuelvan al grupo.

Es una especie vulnerable que corre peligro de extinción, tanto en el África subsahariana como en la India; es increíble que hasta finales del Pleistoceno, hace aproximadamente 10.000 años, de los grandes mamíferos terrestres, el león era el más extendido tras los humanos. Su distribución cubría la mayor parte de África, gran parte de Eurasia, desde el oeste de Europa hasta la India, y en América, desde el río Yukón hasta el Perú.

Leones famosos hay muchos: la diosa Sejmet en Egipto; el león de Nemea, animal simbólico en Alfred y Leola cultura grecolatina, representado por la constelación y el signo del zodiaco; el león de Judá, emblema de la tribu y el Reino; ha sido y es emblema de culturas, ciudades, banderas y escudos y sobrenombre de reyes; ha luchado contra los gladiadores y se ha resistido al látigo del domador; cuando éramos niños, nos ha fascinado con su imponente melena desde una triste jaula en el zoo... Noble y orgulloso, este animal de leyenda será para siempre el rey de los animales.

Tal vez en nuestra época, el más entrañable sea el Léon de la Metro, la mascota del estudio de cine estadounidense Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Este león conforma el elemento más característico del logotipo de MGM, circundado por una película de celuloide en que se inscribe el lema "Ars Gratia Artis" (el arte por el arte).

Desde 1924, cinco leones diferentes han sidoTanner utilizados en el logotipo. Tanner y Leo (el león actual) son los más conocidos. Tanner fue utilizado durante 22 años en todas las películas rodadas en Technicolor y en todos los dibujos animados, incluida la serie Tom y Jerry.

La imagen de Leo, el quinto león, lleva siendo utilizada ininterrumpidamente desde 1957. Sin embargo, la imagen de Tanner volvió a ser utilizada a partir de 1963, únicamente para Tom y Jerry, cuando el departamento de animación de la MGM reabrió para rodar nuevos cortometrajes de la citada serie.

The Lion KingY cómo no recordar entre otras películas, El Rey Léon, el gran éxito de la Disney en 1994 y de su fantástica banda sonora escuchar hoy: Yo voy a ser el Rey León

Más información: Panthera Leo

En youtube está la fascinante serie dedicada a los leones del Ngorongoro (cinco capítulos): Naturaleza y Vida Salvaje, Los leones del Serenguetti

martes, 10 de noviembre de 2009

El ojo del tigre

Tigre de Bengala

Empieza hoy la serie dedicada a los parientes lejanos del gato: las treinta y ocho especies felinas reconocidas, las cuales están divididas en tres géneros: PANTHERA (los grandes félidos), ACINONYX (el guepardo) y FELIS (los pequeños félidos).

Y el honor de inaugurar este apartado es para el TIGRE (panthera tigris), el mayor felino vivo: piel espolvoreada de volcanes, rostro tiznado de serenidad y fiereza. De color pardo anaranjado con largas rayas negras, su peso normal oscila entre los 110 y los 225 kgs., pero puede alcanzar los 360. La longitud del tronco puede ser hasta de 2'4 metros, y la cola hasta 90 centímetros.


Se le halla en todo tipo de terreno (excepto el desierto), en el sur y sureste de Asia, llegando al nordeste de China y a Siberia. Viven en soledad, delimitando sus territorios y rugiendo con tal potencia que se oye a 3 kms. de distancia. Cazan sólo por la noche.

La belleza hipnótica del gran felino fue conocida en Occidente a partir de Alejandro Magno y su campaña a la India. Tigre deriva de "thigra", palabra iraní que significa agudo, punzante. En Tigre blancoRoma ruge por primera vez en el año 19 como obsequio de embajadores indios al emperador Augusto. Se asocia con la pantera y el lince y la embriaguez de Dioniso.

En Oriente se cree que diversas partes del tigre poseen cualidades terapéuticas y afrodisíacas. En China, se enlaza con lo "yang", lo masculino y fuerte por su vitalidad y energía. Por respeto, se evitaba pronunciar su nombre que lo señalaba como "rey de las montañas". Hasta los demonios le temían, por lo que en los sepulcros, para evitar furtivos asaltos demoníacos sobre los difuntos, se colocaban estatuas de piedra. En la China meridional, abundaban las representaciones de "hombres-tigres".

Los tigres también fascinaron a poetas como William Blake, y Jorge Luis Borges. Sin embargo, el mayor enemigo del tigre es el hombre.
Muchos grupos están en peligro de extinción: en el último cuarto de siglo la población de tigres de bengala en La India ha descendido a la mitad. La cifra actual de tigres se sitúa en unos 3.500, cuando en los censos de la década de los 80 la estimación llegaba a los 7.000 ejemplares. A principios del siglo XX los cálculos elevaban las cifras por encima de los 40.000 ejemplares.

Si dramática es la cifra de tigres de bengala, aún peor es la de los tigres del sur de China, una subespecie, cuya extinción se considera inminente. Los especialistas en el felino más grande consideran que la principal amenaza para el tigres chinos es el uso de partes de su cuerpo en la medicina tradicional de ese país.
Dos hermanos
Durante la conferencia del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF/Adena) que tuvo lugar en Estocolmo en 2008, también se abordó la situación del tigre de Sumatra, en Indonesia. Los expertos consideran que esta subespecie se encuentra también en peligro crítico ante la destrucción acelerada de los bosques donde se refugia.

El tigre, pues, se encuentra entre la extinción y la supervivencia. Lo que pase, depende de nosotros.

Leer: Jorge Luis Borges, El otro tigre

Leer más: William Blake, El tigre

Película recomendada: Dos hermanos (Jean-Jacques Annaud, 2004)

Escuchar: Survivor, The eye of the tiger