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jueves, 23 de mayo de 2013

Que no pare la música






Ray Manzarek
(1939-2013)

Para leer:



Georges Moustaki
(1934-2013)

Para leer:

martes, 15 de marzo de 2011

El Rey Lagarto

Jim Morrison

«Es necesario llevar en si mismo un caos para poner en el mundo una estrella danzante.» (Nietzche)


Entrevista a Jim Morrison realizada por Lizzie James y que apareció en la legendaria revista Creem en “homenaje” por los diez años de su muerte.

Lizzie: Creo que los seguidores de The Doors te ven a ti mismo como un salvador, el líder que los hará libres de una vez. ¿Cómo te sientes al respecto? es una carga pesada, ¿no es así?

Jim: Es absurdo... ¿cómo puedo volver libre a alguien que no tiene el valor suficiente para ponerse de pie solo y declarar su propia libertad? Creo que es una mentira. La gente dice que Jim Morrisonquiere ser libre, que la libertad es la cosa más sagrada y valiosa que un hombre puede poseer. ¡Pero eso es mentira! La gente tiene miedo de ser libre: ellos mismos se atan a sus cadenas. Tratarán de pelearle a cualquiera que trate de romper esas cadenas. Esa es su seguridad... ¿Cómo esperan que yo o alguien más los libere si ellos realmente no quieren ser libres?

Lizzie:
¿Por qué piensas que las personas temen la libertad?

Jim: Pienso que la gente se resiste a la libertad porque están aterrados de lo desconocido. Pero esto es irónico... lo desconocido fue alguna vez muy conocido. Es adonde nuestra alma pertenece... la única solución es confrontarlo, confrontarte a ti mismo, con el mayor de los miedos imaginables. Exponerte a tu más profundo miedo. Después de eso, el miedo no tiene poder, y el miedo a la libertad retrocede y se desvanece. Tú eres libre.

Lizzie: ¿Qué quieres decir exactamente con la palabra “libertad”?

Jim: Hay distintas clases de libertad. La que más me importa es la que me impulsa a ser lo que realmente soy. Tú vendes tu realidad por un papel, un rol. Vendes tus sentimientos por un acto. Eliminas tu habilidad para sentir, y en cambio, te pones una máscara. No puede haber ninguna gran revolución en escala a menos que haya una revolución personal, en un nivel individual. Tiene que pasar desde adentro primero. Tu puedes sacarle la libertad política a un hombre y no lo lastimarás, a menos que le quites su libertad para sentir. Eso puede destruirlo.

Lizzie: ¿Pero cómo puede alguien tener el poder para quitarte tu libertad para sentir?

Jim: Algunas personas se rinden voluntariamente, con mucho gusto, pero otros son forzados a rendirse. La prisión comienza con el nacimiento. La sociedad, los padres, ellos se niegan a que Jim Morrison, LIFEmantengas la libertad con la que naciste. Hay muchas maneras sutiles. Uno ve que todos a tu alrededor han destruido su verdadera naturaleza de sentir. Tú imitas lo que ves.

Lizzie: ¿Estás diciendo que somos, en efecto, educados para defender y eternizar una sociedad que despoja a las personas de su libertad de sentir?

Jim: Seguro... Maestros, líderes religiosos, hasta amigos, o los que se hacen llamar amigos, toman la antorcha allí donde tus padres la dejaron. Ellos demandan que debemos sentir sólo lo que ellos quieren y esperan de nosotros. Demandan que sintamos tan solo los sentimientos que quieren y esperan de nosotros. Somos como actores, desatados en este mundo para vagar en busca de un fantasma... eternamente buscando por la mitad semi olvidada de una sombra de nuestra propia realidad perdida. Cuando otros demandan que nos convertamos en la persona que ellos quieren que seamos, nos forzarán a destruir quienes realmente somos. Es una manera sutil de asesinar... Hasta los mejores padres y parientes perpetran este homicidio con sonrisas en sus rostros.

Lizzie: ¿Piensas que es posible para alguien liberarse a sí mismo de estas fuerzas represivas a su modo, totalmente solo?

Jim: Nadie puede ganar esa libertad por ti. Tienes que hacerlo por ti mismo. Si tú buscas a alguien más para que lo haga por ti, alguien fuera de ti, sigues aún dependiendo de otros. Todavía eres vulnerable para esas represivas, demoniacas fuerzas exteriores, también.

Lizzie:
¿Pero no es posible para las personas que quieren esa libertad, unirse, combinar sus fuerzas, quizás solo para fortalecerse junto a otros? Tiene que ser posible.

Jim: Los amigos pueden ayudarnos. Un verdadero amigo es alguien que te da la total libertad para ser tú mismo, y específicamente para sentir. O para no sentir. Cualquier cosa que te pase pJim Morrisonara sentir en el momento, está bien con ellos. A eso es lo que el amor verdadero apunta, dejar que una persona sea lo que realmente es... la mayoría de las personas te aman por lo que pretendes ser... para mantener su amor, debes seguir aparentando, actuando. Es verdad, estamos atrapados en una imagen, un acto, y lo más triste es, que la gente le da uso a esa imagen, crecen atados a sus máscaras. Ellos aman sus cadenas. Olvidan todo acerca de quiénes son realmente. Y si tú tratas de recordárselo, te odiarán por eso, ellos sienten que estás tratando de robarle su mas preciada posesión.

Lizzie: Es irónico. Es triste. ¿Es que acaso no pueden ver que lo que tú estas tratando de mostrarles es el camino a la libertad?

Jim:
La mayoría de la gente no tiene idea de lo que se está perdiendo. Nuestra sociedad tiene un valor supremo en el control, escondiendo lo que sientes. Nuestra cultura se burla de las “culturas primitivas” y se vanagloria a sí misma de la supresión de los impulsos y los instintos naturales.

Lizzie:
En muchos de tus poemas, tú admiras abiertamente a la gente primitiva, Indios, por ejemplo. ¿Quieres decir que no es el ser humano en general, sino nuestra sociedad en particular, la que esta enferma?.

Jim:
Mira como las otras culturas viven, pacíficamente, en armonía con la tierra, los bosques, los animales. Ellos no construyen maquinas de guerra ni invierten millones de dólares en atacar a otro país cuyas ideas políticas no coinciden con las propias.

Lizzie: Vivimos en una sociedad enferma.

Jim:
Es verdad... y una parte de la enfermedad es no estar conscientes de que estamos enfermos... Nuestra sociedad posee demasiadas cosas, demasiado a lo que aferrarse, y la libertad esta recién al final de la lista.

Lizzie: ¿Pero no hay algo que un artista pueda hacer? Si tú no te sientes como un artista que pueda realizar algo, ¿cómo puedes seguir?
Tumba de Jim Morrison
Jim: Les ofrezco imágenes. Conjuro recuerdos de la libertad que todavía pueden ser alcanzados. Pero me limito a abrir las puertas: no puedo empujar a la gente a través de ellas. No los puedo liberar a menos que ellos quieran ser libres, más que cualquier otra cosa. Quizás la gente primitiva ha tenido menos basura a la que atarse. Una persona tiene que estar dispuesta a deshacerse de todo, y no me refiero solamente a las posesiones. Toda la basura que nos han enseñado, de todo el lavado de cerebro de la sociedad. Tú tienes que dejar todo lo que no te deja atravesar al otro lado. La mayoría de las personas no están dispuestas a hacer eso.

Fuente: Al espíritu divino que llevaba en su interior

lunes, 3 de mayo de 2010

El actor al que aburría el cine

Amor correspondido
«Marlon Brando le enseñó al mundo que la mantequilla no sólo servía para untarla en las tostadas y lo hizo, no en los momentos gloriosos de sus camisetas sudadas, las cazadoras de cuero y las viriles camisas de estibador, sino cuando ya estaba fondón y bastante calvo. Escribiendo estas líneas me han entrado muchas ganas de volver a ver El último tango en París. De comprobar si aquella melancolía y soledad, mezcladas con sexo, que emborrachaban al espectador siguen en pie. Si continúa siendo una de las composiciones más hermosas sobre la madurez y el tormento de existir que se haya hecho en el cine. Y no habría sido posible sin esta criatura dolida, de 47 años, que llegaba de un largo viaje de relaciones tormentosas y de éxito y fracaso, o por lo menos de olvido profesional, hasta que Coppola lo recuperó para El Padrino. Estamos hablando de 1972, cuando para los españoles lo verde aún empezaba en los Pirineos. Cuántas Paul en El último tango en Parísexcursiones se hicieron para ver a Brando bailar un tango que recordaba lo que no habíamos vivido. Bertolucci tuvo mucha suerte, se encontró con un tesoro en sus manos, con una bomba emocional, con alguien que tenía una soberbia capacidad para ser real. Brando no se escamoteaba. Acostumbraba a ser como era, mostraba su verdadera naturaleza aunque se hiciera aborrecer. Y éste es un legado impagable porque si algo necesitamos de los demás es saber cómo son de verdad para poder saber cómo somos nosotros. No necesitamos modelos ideales, sino reconocernos. Bertolucci aprovechó estas cualidades y le dejó improvisar y que echase mano de su propia experiencia en el numerito de la mantequilla o el corte de uñas de Maria Schneider. Le dejó ser. Y se lo agradecimos. Por fin ponía ante nuestros ojos lo incómodo y ese algo rancio de la realidad que finamente llamamos desolación y el desesperante Don Corleone en El Padrinodeseo de compartirla con alguien.

Marlon Brando tiene todo mi respeto. Como actor no fue complaciente con su talento. Era perfeccionista, buscaba mejorar sus personajes y se peleaba con guionistas, directores y con quien hiciese falta. Se entregó con generosidad y ambición a su tarea. No quería dar gato por liebre. Muchos tendrían que aprender de él en lugar de despacharlo con una frase perdonavidas cuando no de absoluto desprecio. Nunca he entendido estos juicios tan severos hacia un hombre que, vista su carrera con distancia, tuvo más sinsabores e indiferencia de los que se merecía. Elia Kazan que lo dirigió mucho y habla bastante de él en el libro de entrevistas "Mis películas", comenta de forma conmovedora: "Brando tenía una vulnerabilidad casi total. Cuando estaba tierno parecía que pudieras meter la mano en su interior. Es que es tan suave, Stanley Kowalsky con el resto del reparto de Un tranvía llamado      deseose abre tanto. Yo estaba convencido de que tenía las escenas de amor en su interior".

¿Quiere esto decir que me habría gustado conocerle, cruzármelo en mi camino? Probablemente, no. A pesar de la opinión de Kazan, debía de ser una persona demasiado difícil, egosexual y con una personalidad invasiva. Excesivo magnetismo. Fuerza grado diez. Sería imposible no enamorarse de él. Y ahí radicaba la perdición de todos los que le rodeaban. No podían seguir viviendo como si no lo hubiesen conocido. Por lo que cuentan sus exóticas mujeres, la relación que establecía con ellas, o ellas con él, eran enfermizas cuando no odiosas. Y por el trato o falta de trato que tuvo con sus hijos, también nos podemos alegrar de que no haya sido nuestro padre. En definitiva, no parece que fuese Coronel Kurtz en Apocalyse nowderrochando armonía y buen rollo con las personas con las que convivía ni tampoco con las que trabajaba. Y eso que era simpático y le encantaba gastar bromas, aunque a veces tan pesadas que le sirvieron para que lo expulsaran de la academia militar en que lo ingresó su padre con la esperanza de enderezarle. O el desconcierto y cabreo que provocaba en los directores y compañeros de las películas en que trabajaba. Hay bastantes anécdotas sobre este entretenimiento que le valió los títulos de patán y memo entre la prensa, con la que por cierto nunca se llevó muy bien. Tropezones como la legendaria entrevista que le propinó un malévolo Truman Capote, donde quedaba retratado como machista y despiadado, le fueron haciendo más mordaz y huraño. Entre todos ellos, sus esposas y él mismo nos han legado una imagen que nos anima a creernos Johnny en Salvajemejor que él. Y es que es muy fácil caer en la tentación de darles lecciones a los demás de cómo vivir, cuando para vivir la vida de Marlon Brando habría que ser precisamente él.

En cualquier caso, aún hoy consigue provocarnos. Provoca con la mirada desafiante y la salvaje sensualidad de su juventud y provoca con el abandono y la deformidad de su vejez. Siempre provoca, siempre molesta. Siempre logra que nos sintamos incómodos. Nunca ha habido un término medio en él en que apaciguar nuestra mirada. Siempre los extremos: el irritante atractivo que no podemos tocar ni disfrutar y la gordura en pantalla grande, el deterioro a lo bestia para que contemplemos en vivo lo que es la vida. Machacarse comiendo toneladas de helado para acelerar el proceso. Pasamos en la misma persona de camisetas ajustadas que pone nerviosa mirarlas a una mole cubierta por una funda de monovolumen.

Desde luego, su biografía va dejando un rastro de daños colaterales con sabor a tragedia griega. Esposas y amantes dolidas, tal vez humilladas, hijos (unos once) faltos de él, algunos Terry Malloy En la ley del silenciode ellos bastante desquiciados, como Christian, que dio lugar a las lastimosas apariciones de Brando en los tribunales en que se juzgaba a su hijo por la muerte del marido de su hermanastra Cheyenne, que años más tarde acabó suicidándose. También intentó suicidarse la madre de Christian y alguna que otra amante. Por no hablar de los amigos íntimos que acabaron enganchados a las drogas o el alcohol. ¿Pero vamos a culparle a él de todo? ¿Tal era la dependencia que creaba en los demás que anulaba su voluntad? Su problema era que no llegaba a sentirse cómodo ni aun cuando estaba satisfecho por los éxitos logrados en su carrera, ni aun cuando seducía a mujeres y hombres y se sentía deseado y querido. Ni siquiera el tan venerado por él psicoanálisis lograba adaptarle. Decía algo que nos puede poner sobre la pista: "Todo pasa. Nada dura más que un rato. Si aprendes esto, la vida se hace más fácil". Quizá esta lección la aprendió en el hogar, al ser testigo de cómo su madre, a la El mejor actor del mundoque adoraba, iba despegándose de sus maravillosas ilusiones por el teatro y por la vida artística e iba uniéndose a la bebida. Cuando Brando se marchó a Nueva York, siguiendo el rastro de sus hermanas, llevaba como capital el teatro con el que su madre soñaba, la mediocridad de su padre y la lección aprendida de ver cómo un ser querido se iba perdiendo en su propia debilidad. Con este equipaje, más su furia y un toque de Actor's Studio, sólo tenía que dejarse querer por nada menos que Elia Kazan y Tennessee Williams para llegar al fondo de nosotros con un simple fruncido de entrecejo. De nuevo Kazan dice de él: "No había nada que hacer con Brando que pudiera compararse con lo que él podía hacer consigo mismo. En aquellos tiempos era un genio".

El personaje de Stanley Kowalski, en Un tranvía llamado deseo, también contribuyó a alimentar una imagen de una carnalidad tan arrolladora que llega a crear melancolía en los demás. Aunque puede que lo que atrajese fuera esa amargura interna que lo hacía inaccesible. Fue un precursor en todo, en la estética de la camiseta pegada a los músculos, en la Actor's studio: Elia Kazan, Marlon Brando, Julie Harris y James   Deanchupa de cuero y la gorra ladeada (Salvaje), en atreverse con el militar homosexual de Reflejos en un ojo dorado, personaje que echó para atrás a otros duros como Robert Mitchum. En los modales rebeldes. Se sentía tan imitado que dijo de James Dean al ver Al este del Edén: "Parece que lleve mi último guardarropa y que use el talento de mi último año". También en lo político se manifestó enseguida contra las injusticias sociales, el racismo, contra la pena de muerte y a favor del indio americano. El problema es que pocos se tomaron en serio la recogida de su segundo Oscar por Pequeña Pluma. Hacía las cosas y ejercía la crítica de tal modo que no caía tan bien como las giras por el Tercer Mundo y por la pobreza que ahora tan de moda están entre las gentes de Hollywood y que más que nada sirven para lavar la imagen y para promocionar. Marlon Brando irritaba y lo pagó con altibajos en su carrera. Y continúa molestando, pero atrae. A veces me atrae hasta el desprecio con que mira. Murió el verano pasado.»

Clara Sánchez, publicado en el periódico El País el 05/08/2005

Escuchar: The Doors, The End

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Uranian Willy, the Heavy Metal Kid

William Burroughs La gracia me llegó en forma de gato”, anotó William Burroughs en sus diarios finales; especialmente en forma de Riski, su preferido. El ídolo de los beatniks quería bastante menos a los seres humanos, pensaba que el amor “es mayormente un fraude, una mescolanza de sexo y sentimentalismo que ha sido sistemáticamente vulgarizada y degradada por el virus del poder”.

En sus novelas utilizaba una técnica llamada "cut-up" ("cortar y pegar"), con la que trastocaba las normas sintácticas y semánticas, “con la intención de alterar y expandir estados de conciencia en uno mismo y también en los lectores”. Decía que las palabras “están vivas como animales, no les gusta que las enjaulen. Corten las páginas y dejen a las palabras en libertad”.
Willy y Ginger
Sus obras son collages narrativos a partir de sueños, fragmentos de relatos en borrador, citas propias y de otros autores, frases de periódicos y revistas, versos de viejas canciones,... Grababa al azar ese material aparentemente inconexo, escuchaba luego la cinta y la detenía en un punto para pasar a máquina una frase o varias.
The naked lunch

Yonki, homosexual y aficionado a las armas, su obra fue muy criticada y censurada por su exposición sin tapujos del sexo, el alcoholismo y la drogadicción. Burroughs tuvo una vida muy intensa y sus obras y actitud tuvieron gran influencia en todo tipo de manifestaciones artísticas de tipo contracultural.