martes, 31 de agosto de 2010

Leo es pardo

Leopardo

“El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve de 5895 metros de altura, y dicen que es la más alta de África. Su nombre es, en masai, «Ngáje Ngái», «la Casa de Dios». Cerca de la cima se encuentra el esqueleto seco y helado de un leopardo, y nadie ha podido explicarse nunca qué estaba buscando el leopardo por aquellas alturas”.(Ernest Hemingway, Las nieves del Kilimanjaro)

El leopardo (Panthera pardus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los félidos. Como los otros tres grandes felinos del género Panthera, el león, el tigre y el jaguar, están caracterizados por una modificación en el hueso hioides que les permite rugir.

El leopardo
es
uno de los grandes felinos más adaptables. Pesa de 40 a 70 kgs., longitud del Leopardo melánicotronco hasta 1'9 m., cola 1'4 m., altura 80 cm., color pardo pálido con pintas arracimadas en rosetas o pardo muy oscuro (llamado pantera negra o leopardo melánico).

Habitualmente, se suele confundir con el guepardo, con el cual comparte un aspecto muy similar (pelaje amarillo con motas oscuras), pero del cual difiere enormemente tanto en características físicas como en su carácter, siendo el guepardo llamativamente menos agresivo que el leopardo; además, el leopardo no tiene las manchas de la cara que parecen lágrimas.

Excepto en desiertos, habita en todo tipo de hábitat siempre que tenga un lugar donde esconderse y existan suficientes presas para sobrevivir; se encuentra presente en todo tipo de bosque y selva, en las sabanas, en los sembrados y en lugares rocosos. Vive en la mayor parte de África y en todo el sur de Asia, hasta China e Indonesia. En algunos hábitats, el leopardo desarrolla formas para evadir a otros depredadores mayores o más numerosos como es el caso del león y las hienas en África y el tigre El cau de Catien Asia. Por lo general, suelen evitar en lo posible la presencia del ser humano, debido al temor que les infunde.

Cazan preferentemente por la noche y acostumbran a pasar el día durmiendo entre la vegetación, en cuevas de otros animales o, a menudo, sobre la rama de un árbol al que trepan con agilidad a pesar de su tamaño. Para el leopardo, el árbol es a la vez donde descansa, desde donde caza y donde almacena su comida. Desde lo alto del árbol, puede tender una emboscada a sus presas y también dejar la comida fuera del alcance de los carroñeros. Este félino se alimenta de mamíferos medianos y pequeños, y tiene inteligentes técnicas para capturar presas, sobre todo monos desprevenidos, a los que les pierde su curiosidad.

Es un cazador enérgico, y tan fuerte que puede arrastrar cadáveres de animales casi tan pesados como él. A diferencia de la mayoría de los felinos, la madre no enseña a cazar a sus cachorros, éstos deben aprender a defenderse por sí mismos. Son animales solitarios, excepto en época reproductora.Tarzán

En África, fue particularmente sangriendo el culto de los hombres-leopardo, que aterrorizó durante siglos a los nativos de África Occidental.

Eran feroces asesinos y caníbales rituales que actuaban bajo la convicción de que un espíritu se puede corporeizar en dos formas a la vez, la humana y la animal. Iban cubiertos con pieles de leopardo y armados con brazaletes de hierro de los que salían cuatro afilados cuchillos similares a las garras del leopardo.

Esta temible sociedad secreta, la cual muchos de nosotros conocemos por las aventuras de Tarzán, no fue totalmente erradicada hasta bien entrados los años 40 del pasado siglo. (Para leer más sobre esta tenebrosa secta, pinchar aquí: Historia natural del canibalismo)

lunes, 30 de agosto de 2010

Soliloquio

Vladimir Dunjic

Hoy quiero compartir con vosotros un texto publicado por Ro (bruja curandera, escritora sensible, amante de los gatos, el arte y la vida), en su interesante Taller Literario. Gracias, Ro, por poner en palabras, --en tu caso, siempre precisas y acertadas--, esos sentimientos vitales que, estoy segura, tantos de nosotros compartimos y no acertamos a expresar.

«Estoy empapada, sumergida en algo más que mis pensamientos. Lluvia, vientos, tormenta,... con toda esa manifestación de la naturaleza y el catártico sonido del agua, ¿quién querría salir?, apetece entregarse a la lectura, a la reflexión a la contemplación, unos momentos de paz interior, de ficticia seguridad en casa.

Las personas tenemos nuestras tormentas interiores, y algunas veces no son aceptadas, en ocasiones me he advertido juzgada por no ser "eterna primavera" en mis estados de ánimo, nada extraño en una comunidad donde el disimulo es tan ponderado que degenera en hipocresía. ¿Para qué disimular?, ¿tanto es el afán de agradar?, qué pena tanta inseguridad...

RO¡Qué no!, ¡cuánta miopía! Esas actitudes crean una visión borrosa y confusión de emociones; no se puede realmente querer a alguien si no le aceptas, si no le conoces, con tormentas y floridas primaveras. Las personas somos parte de la naturaleza, tan complejas como nuestra fisiología, y eventualmente tenemos marejadas... ¡que les den!

Y de un impulso salió de la bañera.»

Pintura: Vladimir Dunjic

viernes, 27 de agosto de 2010

Poemas del milenio I

Poemas del milenio
La poesía colma tanto el anhelo estético como el de comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Hace unos años, la editorial Debolsillo, junto con la revista Qué leer, hizo un llamamiento abierto a los lectores para que votasen su poema preferido del milenio.

Del aluvión de votos recibidos de diversos lugares del mundo, se seleccionaron los primeros cincuenta poemas más votados en este peculiar concurso, los cuales fueron editados en un volumen titulado 50 Poemas del milenio.
And the winner is...
Vladimir Dunjic

POEMA 20
Pablo Neruda (1904-1973)

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

(de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924)


Pintura: Vladimir Dunjic

Escuchar el poema cantado por Paco Ibáñez:


jueves, 26 de agosto de 2010

Es sólo un gato



Ayer por la mañana me quedé flipando tras ver estas imágenes en televisión. La exagerada cantidad de cámaras de Circuito de Televisión Cerrado que existen en Reino Unido a veces tienen un sentido más que el mero propósito intimidatorio (ay, si Orwell levantara la cabeza...)

Por ejemplo, en el caso de Lola, una gata de cuatro años que fue tirada a la basura por una mujer que pasaba por la verja de su casa en la localidad de Coventry.

Su dueño la encontró allí a la mañana siguiente transcurridas 15 horas. "No la echamos de menos. Es una gata que sale por las noches y a veces pasamos bastantes horas sin verla. El domingo por la mañana escuchamos los maullidos y pensé que estaba debajo del coche cuando finalmente me di cuenta de que estaba en el cubo", dijo a la BBC Darryl Mann, su dueño.

Con la tapa cerrada era un poco extraño que Lola hubiera acabado en el contenedor ella sola, así que su dueño repasó la cinta de grabación del sistema de cámaras de seguridad que tiene instalado en su casa. La sorpresa fue cuando vio a la mujer. "No sé cómo alguien puede hacer algo así a un animal indefenso" dijo Mann. "Obviamente, tuvimos que repasar unas cuantas horas de vídeo para ver lo que había pasado, pero a las dos horas lo colgamos en Internet". El objetivo de Mann era que la gente lo ayudara a encontrara a la mujer, aunque al final fue el periódico sensacionalista The Sun quién lo hizo. La policía local dijo que la grabación puede servir como prueba de un delito de crueldad contra los animales.

Mary BaleLa mujer ha sido identificada como Mary Bale, una vecina del barrio, que al ver que había sido pillada in fraganti declaró a The Sun que "estaba jugando con ella y pensé que sería divertido echarla en el cubo, nunca creí que se fuera a quedar atrapada" y que no entendía "a qué viene tanto alboroto, es solo un gato, no creo que tenga que tener gente odiándome por todo el mundo, sólo por un momento de locura".

Hoy han dicho que la susodicha necesita ir con escolta porque ha recibido amenazas de muerte. Sin comentarios. Por cierto, Mary, por si se te ocurre venir por Barcelona, te advierto que me he quedado con tu cara...

Fuente: Público

martes, 24 de agosto de 2010

Miradas de mujer

Vladimir Dunjic

Vladimir Dunjic
es un artista serbio nacido en Cacak en 1957. Graduado en bellas artes, es miembro de la academia serbia de Bellas Artes desde 1982. Ha participado en varias exposiciones individuales y colectivas y actualmente trabaja como artista independiente en Belgrado.

Sus pinturas me fascinan, sobre todo sus miradas de mujer: profundas e intensas, algunas están ocultas detrás de los velos de diferentes culturas, pero todas ellas te atrapan y te arrastran, aunque no sepas adónde te llevarán...

Vladimir Dunjic

Te vi un punto y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.

A dondequiera que la vista clavo
torno a ver sus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir:
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero adónde me arrastran no lo sé.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LXXII

Vladimir Dunjic

Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

Octavio Paz

Vladimir Dunjic

Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen -risa placentera,
hay ojos que lloran -con llanto de pena,
unos hacia adentro -otros hacia fuera.

Son como las flores -que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
los que están haciendo -tu mano de hierba,
me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
me ríen rientes -risa placentera,
me lloran llorosos -con llanto de pena,
desde tierra adentro, -desde tierra afuera.

En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
en tus ojos muero, -mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra.

Miguel de Unamuno

Vladimir Dunjic

Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.

Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.

Hajo rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.

Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.

Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.

Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellan como mi alma cuando te amo.

Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.

Pablo Neruda, Poema 7

Vladimir Dunjic

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.

Cesare Pavese

Vladimir Dunjic

Escuchar (después de la publi): Chingón, Malagueña

Palabras suicidas

Ray Caesar French kiss

Ray Caesar es un artista digital algo excéntrico, ya que según afirma en su breve autobiografía Semtinelnació siendo un perro, y además, no le importa serlo. Nació en Londres en 1958, su familia se trasladó a Canadá donde estudió Artes Gráficas y allí reside actualmente con su mujer y un coyote llamado Bonnie.

Trabajó en muchos campos a lo largo de los años, diseñando horribles edificios – según palabras textuales – en estudios de arquitectura y en escuelas de arte, realizó animación digital y diseñó efectos especiales para la productora de cine y televisión GVFX, siendo nominado a los premios Emmy, entre otros, por su labor en la fugaz serie de ciencia ficción Total Recall 2070, basada en una narración corta y en la novela de Philip K. Dick: “Do Androids Dream of Electric Sheep?”, llevada luego al cine como Blade Runner.

Pero sería su trabajo durante 17 años en el departamento de fotografía de un hospital de Toronto, donde retrataba reconstrucciones quirúrgicas y a niños que habían sufrido todo tipo de abusos, para hacer una documentación de los casos, lo que más influenció su turbadora obra.

Ray Caesar
Su trabajo es totalmente digital, desde su creación hasta su forma de impresión. Crea modelos enSilent partner tres dimensiones a modo de esculturas digitales y utiliza un software de modelado para cubrirlas y envolverlas en color manipulando diferentes texturas foto-realistas.

Cada modelo se crea con un esqueleto invisible que le permite plantear la posición de la figura en sus tres dimensiones, que sumado a una perfecta iluminación digital, con sombras y reflejos, le dan una ambientación increíblemente realista.

Anteriormente, Ray había realizado trabajos al óleo, acrílicos, y tinta, en numerosas obras que el artista nunca quiso vender, “por formar parte del diario consciente y subconsciente de su vida”, pero fue sin duda la ilustración digital la que le abrió las puertas para que el mundo entero conociera su obra en la línea de otros artistas gráficos de idénticas inquietudes como Mark Ryden, al que hace poco dedicamos aquí un artículo.


WallflowersRay Caesar

Su obra, de una extraordinaria imaginación y una perfecta técnica, sorprende por la creación de un universo surrealista tan inquietante como hermoso, de imágenes enigmáticas, tan futuristas o decadentes como delicadas y siniestras, donde los diferentes estilos, texturas y clásica ambientación están exquisitamente conjugados, y donde la aparente inocencia de sus jóvenes personajes – reflejo de los oscuros rincones del alma humana – se convierte en perturbadora sensualidad.

Han venido.Side Saddle
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo del llanto,Ray Caesar
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.

Alejandra Pizarnik, Hija del viento

Fuente:
Mis obsesiones

Página web: Ray Caesar

lunes, 23 de agosto de 2010

Vestida de mar

Ron Monsma

Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;

Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar

Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;

Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear

Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;

Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.

Alfonsina Storni, Dolor
Pintura: Ron Monsma, Dancer with a cat

Canta: Mercedes Sosa, Alfonsina y el mar

viernes, 20 de agosto de 2010

Gatomaquia

Cynthia Breusch

GATOMAQUIA
Para Álvaro y Carmen Mutis este cuento que comenzó siendo carta.

Ya sé por qué, en otros tiempos, el mero atisbo de un gato negro en el camino hacía retroceder al más pintado. Sé también por qué, en el Japón, se les creía capaces de mutarse en mujeres y por qué, en muchos cuentos árabes, los genios se presentan a menudo en forma de gatos. Se engañan, diría yo, son los gatos, más bien, los que se trocan en genios para aparecerse. Porque esos sedosos canallas insumisos son todo lo que de ellos se afirma, más lo que aparentan ser y lo que en realidad son, cosa ésta que nadie logrará averiguar nunca con certeza.

A mí, hasta hace poco, sólo me inspiraban una desconfianza instintiva nacida sin duda del El paraíso de los gatossupersticioso temor que me inspira su facultad de penetrar con los ojos ahí donde la oscuridad ciega mi mirada miope. Me mortificaba también el insaciable onanismo que les hace venir, cuando les da la gana, a restregarse a nuestras piernas para acariciarse a sí mismos con una lasciva incontinencia que, bien mirada, posee todos los agravantes legales de una violación diminuta.

El hecho es que durante mis últimas vacaciones en Puerto Vallarta, en la costa mexicana de Jalisco, mi hijo Bruno, quien por su edad no está al tanto de mis anteriores objeciones, se amistó con un felino famélico de pelambre gris a rayas amarillas que ya había entrevisto yo cazando ratones por los jardines que bordean la playa del lugar, y lo introdujo sin más preámbulo en la cocina de la casa para hacerle beber un poco de leche en una escudilla que mi mujer improvisó para el caso.

Este gato, al que prefiero llamar portuario y no porteño para mantener a prudente distancia ciertas susceptibilidades sudamericanas capaces de encontrar alguna viciosa alegoría en esta crónica, empezó a maullar David Velapidiendo más leche y más comida hasta que mi esposa y yo juzgamos que se le había dado suficiente y decidimos echarlo de la casa.

El felino se marchó de mala gana, a todas luces descontento de lo que debe haber considerado una imperdonable tacañería de los humanos, sólo que minutos más tarde se presentó otro, éste de un negro alquitrán y, pese a no estar invitado, reclamó con minuciosos frotamientos, ronroneos y maullidos el mismo trato que el gato precedente. Al irse vino uno color miel y después, al partir el anterior, otro más, rojizo y manchado de oscuro. Así se fueron turnando, uno tras otro, alrededor de una media docena de gatos a cual más hambriento y exigente.

Hasta aquí el relato no parece relacionarse con las supersticiones del principio. Todo podría reducirse a una suerte de chismografía gatuna en la que el primero avisó al segundo y así sucesivamente hasta que entre todos agotaron nuestras existencias de leche y carne molida. Hubo que proveerse de más, desde luego, porque el episodio se repitió invariable durante los días siguientes: los gatos visitándonos uno a uno, sin jamás presentarse dos al mismo tiempo. Este hecho, tan peculiar de por sí, debió abrirme los ojos a la singularidad del evento pero lo cierto es que, en un principio, no recelé nada anormal.

Una tarde, poco después de la puesta de sol, hora en que los gatos solían iniciar su interminable ronda de visitas, observé por casualidad a uno de ellos introducirse tras un macizo de flores y, casi al instante, vi reaparecer otro de distinto color. Me aproximé a registrar el seto y no pude hallar rastros del primero por más que exploré entre el follaje. Me rasqué la cabeza perplejo. Ni modo que se escurriera mientras yo estaba observando. Se había desvanecido, sin más, ante mis ojos atónitos. Ya sé que de noche todos los gatos son pardos pero éste era el rojizo con manchas oscuras, imposible confundirlo con el gris de rayas amarillas que advertí deslizándose tras las bugamvilias.

Gato tatuadoEsta constatación me llenó la cabeza de dudas. Recordé, consternado, la bien documentada connivencia entre gatos y magos. Se me ocurrió que, después de tantas generaciones de servir como mascotas a nigromantes y hechiceros, bien podían haber aprendido algunos trucos. Una sospecha me cruzó entonces por la mente. Una sospecha que, por lo descabellada, no participé ni a mi mujer ni a mi hijo. Me vino a la memoria que si bien es cierto que en una época los adoraron en Egipto, también es cierto que en otra, posterior, los inventariaron en París. Esa preocupación de los franceses por determinar su exacto número me proporcionó la clave del enigma: ¿cómo es que, a pesar de las constantes visitas vespertinas del clan felino a nuestra casa jamás les habíamos visto juntos?

Gato mundi
Llegué a la conclusión de que estábamos siendo embaucados (literalmente engatusados) por un solo felino insaciable mostrándose a voluntad bajo diferentes aspectos. Por eso cuando Bruno, seducido por los ronroneos de aquel tramposo atigrado, insistió en adoptarlo, yo me opuse temiendo adquirir una voraz tribu de mutantes camuflándose bajo una sola apariencia, o viceversa. Sin embargo, Lorenza, mi esposa, se alió con su deseoso vástago y, a pesar de mis protestas y objeciones, decidieron llevárselo consigo.

Gato ilusionistaPor suerte el gato pareció anticipar sus intenciones, no por afectuosas menos aviesas. Estoy convencido de que prefirió la soleada costa del Pacífico a los duros fríos invernales de la glacial Europa, sobre todo si se puso a considerar la pertinaz lluvia a la intemperie sobre los tejados parisinos. El caso es que desapareció como por ensalmo, sin prevenir a nadie ni dejar pista alguna sobre su posible paradero.

Gato matrioskaLo que no se explican ni mi mujer ni mi hijo, a quienes jamás puse al tanto de mi descubrimiento, es que al irse ese gato ningún otro haya vuelto a poner pata en el hogar a pesar de la mañosa escudilla desbordante de leche que colocaron como señuelo ante la puerta. A Bruno le decepcionó esa falta de fidelidad felina pero a fin de cuentas aprendió algo importante: el hombre propone y el gato dispone. Tendrá que conformarse con el perrazo que ya poseemos en París.

Gato camaleónYo guardé el secreto de aquel gato de Puerto Vallarta, empeñado en vivir sus siete vidas en forma simultánea, alternando sus pelambres de acuerdo con su humor o sus necesidades, hasta el día en que agotará por completo los disfraces con una muerte única. En eso no difiere de los escritores que conozco, capaces todos de llevar, a través de una abigarrada multitud de personajes inventados, una existencia plural y aventurera desde la precaria certidumbre de una sola vida.

Gato pájaroDe vuelta en París, me ocurre a veces acariciar al perro mientras pienso con nostalgia en aquel enigmático felino mexicano. Cada quien tiene los animales que merece, y yo, a pesar de los gatos de Mutis, del mítico Teodoro W. Adorno de Cortázar y del Zorba de Sepúlveda, no estoy descontento de mi perro. El gato, si la memoria no me engaña, fue, junto con la serpiente, el único animal que no se dolió por la muerte de Buda.

Antonio Sarabia París, Abril de 1995

Pinturas: Cynthia Breusch, Remedios Varo, David Vela, Carlos C. Laínez

Fuente: Inventario

jueves, 19 de agosto de 2010

Eran unos críos: Robert

Robert y Patti

“Yo estaba durmiendo cuando él murió”
, escribe Patti Smith en el prólogo de “Éramos unos niños”, la historia de dos seres unidos por su amor por el arte, que fueron capaces de sobreponerse a situaciones complejas (ella, un embarazo temprano; él, la homosexualidad que reprimía) y canalizar a través de poemas, pinturas, fotografías y canciones todo eso que latía dentro de ellos.

“Éramos unos niños” es, además, la crónica del despertar de Mapplethorpe como gay y como fotógrafo. A Mapplethorpe le costó más “llegar” que a Patti, porque sólo pasó a centrarse en la fotografía cuando le regalaron una Polaroid que también tenía negativo. Hasta entonces se dedicaba al cine independiente y como artista, usaba fotografías en collages e instalaciones; fue Patti quien le insistió para que le prestara atención a la fotografía.

MapplethorpeMapplethorpe

Mientras Patti recitaba poesía y formaba un grupo de rock, Mapplethorpe, mientras tanto, había comenzado a desarrollar sus imágenes sadomasoquistas: “Robert no era un mirón –-asegura la cantante en Eramos unos niños–. Siempre decía que tenía que participar de una forma auténtica en las obras que surgían de su interés por el sadomasoquismo, que no había fotografías por sensacionalismo ni se atribuía la misión de contribuir a la aceptación social del sadomasoquismo. No creía que debiera aceptarse y nunca pensó que su mundo clandestino fuera para todos.”

MapplethorpeMapplethorpe

Robert se hizo célebre por sus fotografías blanco y negro de gran formato, especialmente flores y desnudos. El contenido sexual de algunos de sus trabajos, calificados de pornografía, generó más de una polémica durante su carrera, incluso después de su muerte.

"Nunca me gustó la fotografía, no la fotografía en sí. Me gusta el objeto. Me gustan las fotos cuando las tienes en la mano". Sus primeras polaroids consisten en autorretratos y la primera de una serie de retratos de su amiga Patti Smith. Estas primeras obras fotográficas se presentaban generalmente en grupos o elaboradamente presentadas en marcos cuyas formas y pinturas eran tan importantes para el acabado de la pieza como la propia fotografía. El paso de Mapplethorpe a la fotografía como único medio de expresión ocurrió gradualmente durante mediados de los años setenta.

MapplethorpeMapplethorpe

A mediados de la década de 1970, adquirió una cámara Hasselblad de formato medio y comenzó a tomar fotografías de un amplio círculo de amigos y conocidos, incluidos artistas, compositores, y gente de la alta sociedad, así como actores pornográficos y miembros de la comunidad sadomasoquista underground. Algunas de estas fotos fueron impactantes por su contenido, pero exquisitas en su dominio técnico. Mapplethorpe declaraba a finales de 1988, "no me gusta esa palabra, "chocante". Yo busco lo inesperado. Busco cosas que nunca he visto antes ... Estaba en una posición en que podía tomar las fotos. Me sentí en la obligación de hacerlo".

MapplethorpeMapplethorpe

En la década de 1980 se refina su estética, realizando fotografías de desnudos de aspecto escultural, tanto de hombres como de mujeres, delicados bodegones de flores, y retratos de artistas y celebridades con un énfasis en la belleza formal clásica. Mapplethorpe continuó desafiando la definición de fotografía mediante la introducción de nuevas técnicas y formatos para su obra: polaroids en color, fotograbado, platino impreso en papel y lino, Cibachomes e impresiones de tinta de color transferida, así como sus anteriores impresiones de gelatina de plata en blanco y negro.

MapplethorpeMapplethorpe

Mapplethorpe produjo una obra consistente que se esforzaba por el equilibrio y la perfección, lo que le colocó entre los principales artistas del siglo XX. Aproximadamente un año antes de su muerte, ya enfermo, Mapplethorpe ayudó a fundar la Robert Mapplethorpe Foundation, Inc. Su visión de la Fundación era que sería "el vehículo apropiado para proteger su trabajo, para avanzar en su visión creativa, y para promover las causas que le importaban". Desde su muerte, la Fundación no sólo ha funcionado como su patrimonio oficial y ayudado a promover su trabajo en todo el mundo, también ha recaudado y donado millones de dólares para financiar la investigación médica en la lucha contra el sida.

Self portraitSelf portrait

“Robert supo que tenía sida al mismo tiempo que yo descubrí que estaba encinta de mi segundo hijo”. “Era 1986, finales de setiembre, y los perales estaban Robert y Patticargados de fruta”, recuerda ella.

Cuando recibió la noticia de que su amigo estaba internado, Patti quedó “aturdida”. “Me puse la mano en la barriga de forma instintiva y empecé a llorar.” Sus últimos encuentros, las últimas polaroids, la certeza de que él iba a morir, la última imagen de él, tan parecida a la primera: “un joven dormido bañado de luz, que abrió los ojos y sonrió con complicidad a una persona que jamás había sido una desconocida”.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Eran unos críos: Patti

Easter

Patti Smith
sigue creyendo que la gente tiene el poder de cambiar las cosas. La madrina del punk, acaba de publicar la autobiográfica "Éramos unos niños" ("Just kids"). Después de 2Patti y Robert0 años, ha podido cumplir la promesa que hizo a Robert Mapplethorpe antes de morir: contar ella misma la historia del encuentro casual y crucial de dos "críos" a finales de los 60, que llegaron a convertirse en dos grandes artistas.

“Fue el verano en que murió Coltrane. El verano de Crystal Ship. Los hippies alzaron sus brazos vacíos y China hizo detonar la bomba de hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fuego a su guitarra en Monterrey. AM Radio retransmitió Ode to Billie Joe. Hubo disturbios en Newark, Milwaukee y Detroit. Fue el verano de la película Elvira Madigan, el verano del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida. Fue el verano en que conocí a Robert Mapplethorpe”.

A principios del otoño de 1967, Patti Smith y Robert Mapplethorpe se sentaban juntos en un rincón de Washington Square, en Nueva York. Por aquel entonces noPatti Smith le conocía nadie, pero ya tenían unas hipnóticas pintas muy raras, sobre todo ella. Una pareja de turistas empezaron a discutir sobre ellos. La mujer quería sacarles una foto porque le parecían «artistas». El hombre dijo que no eran más que unos chicos («just kids»).

Se ha dicho que este libro es un monumento a la inocencia. No sólo a la de Smith y Mapplethorpe, sino a la de toda una generación que aprendió a pedir lo imposible y a imaginar lo maravilloso -o lo terrible- de la mano de esa bandada de artistas que a finales de los 60 aterrizaron en el Village neoyorquino y cuyas voces aún resuenan profundamente.

Patti Smith, la niña enfermiza que tenía alucinaciones (visiones que recogería en un diario y que serían el origen de su poesía), educada en el seno de una familia de padre ateo y madre testigo de Jehová, ha hecho que su vida y obra estén recorridas por un fuerte misticismo, una doble visión de Dios, Pattientre lo profano y lo sagrado; en la escuela de arte, un profesor la introdujo en el concepto del artista criminal y la acercaría a quienes serían dos grandes influencias para ella: Jean Genet y Arthur Rimbaud, artistas fuera de la ley, vagabundos que mezclaban el arte y el pecado ("Ya no quiero ir al cielo, si no hay arte allí").

Cambió a Dios por Rimbaud y siguiendo su estela y la de Jim Morrison, se fue primero a París y luego a Nueva York, y así seguir el mismo camino de ídolos suyos contemporáneos como Jim Morrison o Bob Dylan.

Antes de conocerlos, Bob Dylan, Mick Jagger, Keith Richards o Jean Genet, ya se encontraban entre sus amigos imaginarios. Lloró la muerte de Jimi Hendrix y Brian Jones como si fueran íntimos. Y entre sus ídolos se encontraban gente tan dispar como Andy Warhol o el presentador de TV Johnny Carson. Patti Smith lo reconoce: "Estoy envuelta en la vida de mis héroes. En mis canciones, en miUnos críos poesía. Les he dedicado poemas a Edie Sedgwick, a Marianne Faithfull, a Frank Sinatra". Es imposible enumerar las canciones inspiradas en sus héroes: cada una de ellas nació gracias a una musa. (En este texto encontrado en Internet, "Patti Smith da una fiesta", pueden leerse algunos de los grandes amigos e influencias de la cantante).

Patti devoraba las biografías románticas sobre la vida de los artistas, y tenía ganas de encontrar a un artista joven, ser su amante y cuidarlo. Cuando llega a Nueva York trabajaba en una librería y se sacaba un dinero extra posando desnuda para los estudiantes del Pratt Institute of Art. Allí conoció a Robert Mapplethorpe. Tenía diecinueve años y le pareció hermoso. A los pocos segundos de verse Patti ya sabía que iban a ser amigos, amantes y compañeros. Mapplethorpe estaba fascinado con esa chica delgada, mística y un poco loca, y se fueron a vivir juntos. Vivieron en la habitación 1017 del Hotel Chelsea, donde también se hospedaron otros célebres personajes de la factoría Warhol.

"Hola, me llamo Patti Smith y tengo a mi amigo Robert Mapplethorpe esperando fuera. Usted no nos conoce, pero le aseguro que algún día seremos estrellas... El único problema es que no tenemos dinero..."

Patti y Robert

Fue en el Hotel Chelsea donde sellaron un pacto de sangre: seguir juntos hasta que los dos fueran suficientemente fuertes como para caminar por separado.

Robert aún pintaba y Patti escribía pequeños versos en sus dibujos y collages. Fue Patti quien le animó a que hiciera sus propias fotografías, ella fue la modelo de sus primeras fotos. Patti que, Patti Smithemulando a sus amigos Ginsberg y Burroughs, pensaba más en la poesía, aunque aspiraba a ser una artista global, transformó sus poemas en canciones, y gracias a la influencia de Mapplethorpe, "que hizo que confiara en mi potencial como artista", llegó hasta los escenarios del rock. De él aprendió de él la disciplina necesaria para llevar a cabo su trabajo.

En nada eran inseparables. Se acostaban juntos e iban juntos a los museos cuando sólo podían pagar una entrada: uno se quedaba esperando en la calle a que el otro entrara, viera la exposición y luego le contara. Lo mismo con los perritos calientes. Se compraban uno para los dos.En el libro hay escenas que, como sugiere la crítica, recuerdan a Hansel y Gretel: Patti y Robert compartiendo láminas de papel y lápices de colores y pintando juntos hasta las tantas de la noche, hasta la extenuación del cuerpo o de la fantasía.

Robert presentó a Patti a sus padres y les dijo que se casarían, incluso le llegó a regalar un anillo de compromiso, pero la pareja sexualmente no funcionaba, y Patti, que lo consideraba más como una relación fraternal, había comenzado una relación con el escritor Sam Sephard. Robert le lanzó un ultimátum: "Si te alejas de mí, me haré gay". Y aunque volvieron a vivir bajo el mismo techo, ella se fue con Sam Shepard y él con el que sería su mentor y amante Sam Wagstaff.

HorsesTarde o temprano hubo que vivir la vida, claro. Cada uno siguió su camino. Ella devino una gran rockera de fascinante vida durísima, que incluyó enviudar del único hombre que fue capaz de darle paz, y recluirse al fondo de la América profunda para soportarlo. Apenas hace unos pocos años que renació de sus cenizas. Mapplethorpe revolucionó la fotografía, el orgullo gay y casi la expresión visual del sadomaso, en una evolución artística que la misma Patti Smith dice que no entiende -aunque la admira- dada su «brutalidad».

Patti ya tenía dos libros de poemas publicados, cuando empezó a acompañarse en sus lecturas por el guitarrista Lenny Kaye. Sus recitales se parecían cada vez más a conciertos de rock, y así Patti va formando poco a poco su banda, la Patti Smith Group. Quería hacer algo parecido a lo Pattie por Annie Leibovitzque hicieron Jimi Hendrix y sobre todo Jim Morrison en los 60, y que el rock de los 70 estaba perdiendo.

“Inicialmente, todo lo que quería de la vida era comunicarme conmigo misma, pero más que nada, ser capaz de comunicarme honestamente con otra persona,
totalmente... totalmente. Telepáticamente, o lo que sea. No tengo deseos de ser como alguna estrella de cine y dejar una hilera de maridos detrás mío, ¿sabes? No quiero llenar de mierda a la gente, y no quiero tampoco que me llenen de mierda. No me gusta un tipo de adoración abstracto, tipo vaca sagrada, sin razón alguna. Pero he dicho a menudo, y todavía, encuentro que es el mejor modo de describirlo; es como un muy extático, un tipo de vampirismo mutuo el que tienes que tener con la gente”.

Horses, su album debut en 1975, con la producción de John Cale, es considerado uno de los mejores discos de la historia del rock y el inicio del movimiento punk en EE.UU., junto con Television y Los Ramones.

La tapa del disco es una foto mítica, tomada por Robert Mapplethorpe, donde Smith no es hombre ni mujer. “Cuando ahora la miro, no me veo nunca a mí. Nos veo a los dos, dice Patti. Ninguna mujer había llevado a ese terreno el concepto de androginia. Las estrellas de rock, si eranHorses chicas, tenían que ser sexys. Patti adoptaba todo el ideario punk con un discurso contestatario, especialmente en lo referente a los estereotipos de género. ("Aspiraba a lo que esta imagen contaba, que era una mujer vestida con ropa de hombre con mucho misterio, mucha confianza, actitud y carácter. La vi y pensé: ´Así quiero ser cuando crezca´", dijo a propósito de esta foto la cantante KT Tunstall).

"No considero que escribir sea un acto silencioso, introspectivo. Es un acto físico. Cuando estoy en casa, con mi máquina de escribir, me vuelvo loca. Camino como un mono. Me humedezco. Tengo orgasmos. En vez de inyectarme heroína, me masturbo catorce veces seguidas. Tengo visiones. Naves descendiendo sobre las pirámides aztecas. Templos. Así es como escribo mi poesía".

El disco empezaba con "Gloria", la canción de Van Morrison, y un verso inolvidable: "Jesus Died for Somebody's Sins but not Mine..." (Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos), cantada desde un punto de vista masculino, lo que la convertía en un himno sáfico. Este discazo inclasificable, combina el rock con delirios poéticos de un forma que nadie más podía hacer. Después publicó "Radio Ethiopia", en 1976, donde seguía mezclando el lenguaje religioso con el rock'n'roll, mezclando visiones de rebelión adolescente con plegarias, o relatando historias de comunión espiritual con vagabundos y ladrones.



Cuando estaba presentando este álbum, en Florida en enero de 1977, se cayó del escenario y se rompió dos vértebras del cuello. "Estaba haciendo mi número más intenso, Ain't it Strange, una canción donde desafío a Dios, le pido que me hable, canto: Mano de Dios, siento tu dedo, pero no me marea, soy un torbellino, pero no caigo. Y caí". Para Smith, fue un mensaje divino, una respuesta de Dios.

"Robert me fotografió cuando cumplí cuarenta, mientras grababa Dream of Life. Me hizo sostener una mariposa azul, el símbolo de la transformación. El invierno Mariposasiguiente tomó nuestro retrato familiar en su estudio de Nueva York, la última vez que fui fotografiada por mi amigo. Poco después, Robert nos visitó cuando grabamos la canción para mi hijo, The Jackson Song. No estaba bien, y se acostó en un sofá en el estudio. Tocamos la canción dos veces. La segunda fue lo mejor que pudimos hacer... Yo miré a través del vidrio y vi a Robert, durmiendo, lleno de paz. Fred estaba parado a su lado, llorando en silencio".

El episodio del accidente fue el principio de su retiro para formar una familia que duraría hasta 1996, año en que se quedaría viuda de Fred Sonic y perdería a algunas de las Robert y Pattipersonas más importantes de su vida. Sólo abandonó su vida monástica en 1988, cuando editó un disco de pequeña tirada, Dream of Life, grabado durante la agonía de Robert Mapplethorpe, antes de que éste muriera de sida en 1989.

“¿Por qué no puedo escribir algo que resucite a los muertos? Ese es mi afán más hondo”...

Fotografías de Patti: Robert Mapplethorpe, Annie Leibovitz

Fotografías de Patti y Robert: Gerard Malanga, Norman Seeff

Fuente: La Diosa