jueves, 4 de marzo de 2010
La diosa egipcia
Si bien persisten dudas sobre la fecha de la aparición del gato en Egipto, se piensa que este pueblo lo habría domesticado hacia el año 4.000 a. C. para convertirlo en cazador, pescador y en el más importante ratonero, dado que la rata se había vuelto una plaga nacional para las cosechas.
Esta función permitió que el gato se ganase el respeto y la admiración de los egipcios, hasta llegar a convertirse en un dios tutelar que protegía a la familia. El culto al gato, aparece en el Antiguo Egipto alrededor del año 2900 A.C. como una deidad local en el Delta del Nilo.
Así, la diosa gata Bastet (también llamada Bast) defendió al dios sol Ra contra los ataques de la serpiente Apofis, una de las deidades mas representativas del mal. Hija y esposa del propio Ra según algunas mitologías, Bastet era amén de protectora de la familia y patrona del hogar, una diosa de la felicidad, el placer, la alegría, la feminidad, la música, y la danza.
De hecho, la consideración de este animal fue siempre tan alta, que en el capítulo XVII del Libro de los Muertos se ponen en boca de Ra las siguientes palabras: "Yo soy el gato cerca del cual se abrió el árbol Iched (un árbol al que se identifica con la persea o la balanita) en Heliópolis la noche en que fueron destrozados los enemigos del Señor del Universo".
El gato era entonces símbolo solar y símbolo lunar a la vez. Herodoto y Plutarco postulan algunas explicaciones acerca de esta dualidad: la asimilación de la variación de la pupila del gato en función de las proporciones de la altura del sol; su actividad nocturna, sus ojos fosforescentes en la noche y la variación del diámetro de las pupilas, que también recuerda las fases de la luna. A través del tiempo será sobre todo el símbolo lunar el que perdurará.
Durante la XXII dinastía, en la ciudad de Bubastis ("mansión de la Diosa Bast"), situada en el Delta del Nilo, la diosa gata Bastet reemplazó incluso a la diosa leona Sejmet en su cargo de guardiana del Templo sagrado.
Los sacerdotes de esta diosa estaban constantemente al acecho de los más mínimos gestos –que percibían como augurios– de los gatos de la colonia sagrada, que eran embalsamados a su muerte.
Su muerte, signo de mal augurio, se lamentaba con grandes demostraciones públicas de dolor, siendo en particular sentida y temida la muerte de los gatos poseedores de ojos verdes (el color verde simbolizaba peligro y futuros sucesos nefastos).
Para el desarrollo del culto a Bastet, los sacerdotes solían escoger un gato con unas características muy especiales, el cual era adorado como si de la encarnación de la diosa se tratara. Asimismo -y a nivel popular- en ciertas fechas solían celebrarse unas procesiones al anochecer, durante las cuales una imagen de la deidad era transportada en barcas ricamente adornadas con guirnaldas de flores y alumbradas por antorchas, al tiempo que se cantaban alabanzas en su honor. Cuando se llegaba a tierra firme se celebraban unas fiestas orgiásticas que duraban hasta el amanecer.
Los antiguos egipcios nunca dieron al gato un nombre especialmente significativo, sino que prefirieron llamarlo por su onomatopeya: Miw.
Respecto al trato corriente que daban a estos animales, cabe decir que era tan especial que cuando uno de ellos caía enfermo recibía tantos cuidados como los que se daban a los niños, y si a pesar de ello moría, toda la familia se vestía de luto y se afeitaban las cejas en señal de duelo.
A continuación se envolvía el cadáver en un paño de lino, llevándolo a "La Casa de la Purificación" para que fuese momificado, proceso que llegaba a durar hasta 40 días, y con el que eran tan meticulosos cual si se tratara de un ser humano.
Tras lo anterior, las familias ricas colocaban sobre la cabeza de la momia una máscara de bronce, (representando al animal fallecido), y lo introducían en un sarcófago que podía estar confeccionado con materiales que iban desde la palma o el papiro hasta la piedra caliza.
Por último, lo conducían al cementerio seguido por un largo cortejo de parientes y amigos de la familia, quienes manifestando su profunda tristeza, lloraban desconsoladamente y desgarraban sus vestiduras, dándose incluso el caso de que quienes gozaban de un nivel económico alto, llegaban a contratar plañideras profesionales.
En la tumba del mismísimo Tutankamon, la imagen de un sereno “Bast” fue encontrado en un santuario dorado, donde se encontraba el ataúd real.
Autores clásicos nos cuentan las severas penas, incluso la de muerte, a los que eran condenados aquellos que hubieran causado daño a algún gato. Los únicos que podían matarlos eran los sacerdotes y el personal de los criaderos oficiales. Se supone que era una manera de seleccionar y controlar el desarrollo de la población felina y sobre todo de ofrecer un exvoto a la diosa.
Cuenta la leyenda que los egipcios se rendían ante los persas cuando éstos sostenían gatos frente a sus escudos, ya que los persas sabían cómo eran considerados los gatos en Egipto. Así fue como los egipcios perdieron la ciudad de Pelusio (actual Puerto Said).
Como último dato curioso, diremos que en 1.859 fue descubierto en Beni Hassan un cementerio con 300.000 gatos momificados; tras llevarse las momias a Alejandría, las machacaron a conciencia, vendiendo con posterioridad el polvo resultante como abono a Inglaterra. De esta forma, más de 20 toneladas de momias de gatos perfectamente conservadas durante siglos fueron adquiridas por campesinos ingleses al precio de 4 libras la tonelada.
Ilustraciones: A. Claire Payet y autor/a desconocido/a
Escuchar: The Bangles, Walk like an egyptian
Artículo relacionado: La reencarnación de la diosa
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6 comentarios:
Si ya lo decía yo, que bien, cuanto he aprendido, (aunque algunas cosas ya las sabía) jeje, ahora me ha quedado claro.
Soy una gran admiradora de los egipcios y ellos que legaron tanta sabiduría, no podían estar equivocados acerca de los gatos.
Amo a los gatos y que se le va a hacer. Estupenda entrada, ha sido un deleite en letras e imágenes.
Felicidades y besos
Ro
Los que estamos equivocados somos nosotros, claro, queda mucho por hacer en nuestra sociedad respecto a respetar los derechos de los animales. Gracias, guapa, un beso.
Pues efectivamente, si los egipcios adoraban a los gatos, por algo seria pues demostrado esta que el pueblo egipcio de tontos ni un pelo.
Magnifico articulo. Un beso.
Hola, bonito ¿qué tal por Andorra? ¿había muchos gatos? ;-) Besos nevados.
Cada vez que encuentro referencias felinas respecto al mítico Egipto me causa un interés especial. En tu información he encontrado datos que desconocía, en particular el relacionado a las 20 toneladas de polvo de gatos momificados. ¡Que barbaridad!
Se decía en el antiguo Egipto que el gato proviene de la luna porque por las noches su iris la refleja. No recuerdo donde lo leí.
Gracias por el post y su ilustración.
Bueno, también hay quién sostiene que los gatos son de origen extraterrestre, ¡quién sabe!
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