Con la eterna compañía de sus amigos Blanquita y el Profesor Chivete, Pumby, el héroe de Villa Rabitos, viajaría a todos los rincones del globo y a infinitos mundos a cada cual más fantástico: desde sus aventuras en el fondo del mar o en el espacio a irreales paisajes como Jauja, la Corte del Rey Canguro, Delfina, el Reino Vegetal, Cacolandia, el País de la Suerte, Dominolandia, Paraguaburgo, el Reino Musical, los Reinos de las Estatuas y de la Literatura, el País de las Cosas Animadas, Trapilandia, el Mundo de los Sueños, el Reino de la Publicidad y un larguísimo etcétera, enfrentándose en ocasiones a villanos de la talla del Doctor Mekano, el Generalito de la Antipodesia, la malvada Nieves, el Doctor Ciclotrón o el locatis del Doctor Chirivía, pero siempre lograría la paz gracias al humor, el respeto por los semejantes y, ¡cómo no! seres fantásticos como las encantadoras hadas que le ayudarán en muchas de sus aventuras.
Con el cierre de la revista Pumby concluiría una preciosa e irrepetible etapa del tebeo español. Quedaban atrás miles y miles de coloristas planchas donde la fecunda imaginación de Sanchís germinaba en fantásticas y sorprendentes aventuras en mundos extraños, con un universo idílico de animales parlantes, donde la acción, el gag visual y la fantasía infinita se sucedían a un ritmo trepidante y en las que encontrábamos un portal abierto que nos trasladaba "al otro lado del espejo".
Fuente: ¿Te acuerdas?
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