Por el contrario, en esta historia corta titulada "El gato del infierno", un viejo millonario contrata a un asesino profesional para que liquide a su mascota, un aparentemente inofensivo minino...
"Halston pensó que el viejo en la silla de ruedas se veía enfermo, aterrorizado y listo para morir. Tenía experiencia en ver tales cosas. La muerte era el negocio de Halston; se la había brindado a dieciocho hombres y seis mujeres en su carrera como asesino independiente. Conocía el aspecto de la muerte. La casa —la mansión, en realidad— era fría y silenciosa. Los únicos sonidos eran el bajo crujido del fuego en el gran hogar de piedra y el bajo gemir del viento de noviembre afuera.
“Quiero que cometa un asesinato”, dijo el viejo. Su voz era trémula y alta, malhumorada. “Entiendo que eso es lo que hace”.
“¿Con quién habló?”, preguntó Halston.
“Con un hombre llamado Saul Loggia. Dice que lo conoce”.
Halston asintió. Si Loggia era el intermediario, estaba todo bien. Y si había un micrófono en la habitación, cualquier cosa que el viejo —Drogan— dijera quedaría registrado.
“¿A quién quiere matar?”.
Drogan presionó el botón de la consola construida en el brazo de su silla de ruedas y ésta avanzó zumbando. De cerca, Halston pudo oler los amarillos aromas del miedo, la rabia y la orina, todos mezclados. Le repugnaron, pero no hizo ninguna señal. Su rostro estaba inmóvil y sereno.
“Su víctima está justo detrás suyo”, dijo Drogan suavemente.
Halston se movió rápidamente. Sus reflejos eran su vida y siempre estaban en un alfiler puntiagudo. Saltó del sofá, cayó en una rodilla, se dio la vuelta, la mano dentro de su abrigo deportivo hecho a medida, empuñando el híbrido calibre 45 de cañón corto que pendía bajo su axila en una pistolera con resorte que ponía el arma en su palma con sólo un toque. Un momento después estaba afuera y apuntando a... un gato..."
Seguir leyendo: Stephen King, El gato del infierno
Banda sonora: Mike Oldfield, Tubular bells
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