Ayer tarde, /volvía yo con las nubes / que entraban bajo rosales /
(grande ternura redonda) / entre los troncos constantes.
La soledad era eterna / y el silencio inacabable. /
Me detuve como un árbol / y oí hablar a los árboles.
El pájaro solo huía / de tan secreto paraje, /
La soledad era eterna / y el silencio inacabable. /
Me detuve como un árbol / y oí hablar a los árboles.
El pájaro solo huía / de tan secreto paraje, /
sólo yo podía estar /entre las rosas finales.
Yo no quería volver / en mí, por miedo de darles /
disgusto de árbol distinto / a los árboles iguales.
Los árboles se olvidaron, / de mi forma de hombre errante, /
y, con mi forma olvidada, / oía hablar a los árboles.
Me retardé hasta la estrella. / En vuelo de luz suave, /
fui saliéndome a la orilla, / con la luna ya en el aire.
Cuando yo ya me salía, / vi a los árboles mirarme. /
Se daban cuenta de todo / y me apenaba dejarles.
Y yo los oía hablar, / entre el nublado de nácares, /
con blando rumor, de mí. / Y ¿cómo desengañarles?
¿Cómo decirles que no, / que yo era sólo el pasante, /
que no me hablaran a mí? / No quería traicionarles.
Y ya muy tarde, ayer tarde, / oí hablarme a los árboles.
Yo no quería volver / en mí, por miedo de darles /
disgusto de árbol distinto / a los árboles iguales.
Los árboles se olvidaron, / de mi forma de hombre errante, /
y, con mi forma olvidada, / oía hablar a los árboles.
Me retardé hasta la estrella. / En vuelo de luz suave, /
fui saliéndome a la orilla, / con la luna ya en el aire.
Cuando yo ya me salía, / vi a los árboles mirarme. /
Se daban cuenta de todo / y me apenaba dejarles.
Y yo los oía hablar, / entre el nublado de nácares, /
con blando rumor, de mí. / Y ¿cómo desengañarles?
¿Cómo decirles que no, / que yo era sólo el pasante, /
que no me hablaran a mí? / No quería traicionarles.
Y ya muy tarde, ayer tarde, / oí hablarme a los árboles.
de Juan Ramón Jiménez
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