A partir de mediados del siglo XIII (y durante los 450 años siguientes), en nombre de la religión --que los creía agentes o símbolos de un mal u otro-- murieron miles de gatos considerados familiares de las mujeres acusadas de brujería, con las que compartieron su brutal destino en la hoguera. Una antigua creencia muy extendida en todo el mundo, sostiene que las brujas podían realmente transformarse en gatos.
En esta comedia romántica de Richard Quine de 1958, estrenada en España con el título "Me enamoré de una bruja", la bruja no se convierte en gato, pero los inmensos ojos de un siamés hipnotizarán al pobre James Stewart, que caerá inexorablemente en brazos de la explosiva Kim Novak.
Deliciosa comedia y maravilloso reparto: James Stewart y Kim Novak, --de nuevo la inolvidable pareja protagonista de la obra maestra de Hitchcock, "Vértigo"--, el incomensurable Jack Lemmon (imposible destacar una actuación suya, siempre estaba perfecto) y Elsa Lanchester, la alucinante novia de Frankestein en el clásico de James Whale.
Esta es una de las cuatro películas que Kim Novak rodó a las órdenes del malogrado Richard Quine. El director estaba locamente enamorado de ella y, aunque dicen que nunca fue correspondido, su amor por ella es evidente en cada fotograma de la película, no hay bruja más hermosa y resplandeciente que ella en toda la historia del cine.
Escuchar: Redbone, The witch queen of New Orleans
martes, 16 de septiembre de 2008
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4 comentarios:
Bella pupa, Io creo que en una vida enterior tu fue un gato... Héhé
Siiiiiii, y ahora soy una bruja, jeje...
Me gustó la película, pero no el final. ¿Cómo que deja de ser bruja? =^^=
La película es muy divertida y ellos hacen una pareja estupenda, supongo que dejó de ser bruja al enamorarse o por alguna tontería semejante, jajaja, James me gusta mucho pero yo no dejaría de ser bruja por él, jajaja... Saludos ^-^
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