miércoles, 15 de septiembre de 2010
Tres gatos en el jardín
El jardín de las delicias es la obra más conocida del pintor holandés Hieronymus Bosch, El Bosco, (1450-1516). Considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de la historia del arte, se trata de un tríptico pintado al óleo de 206 x 386 cm, compuesto por una tabla central y dos laterales que se pueden cerrar sobre aquella. El cuadro cerrado en su parte exterior alude al tercer día de la creación del mundo.
Obra de gran simbolismo (que todavía no ha sido completamente descifrado), fue adquirido por Felipe II, gran admirador del pintor, y puede contemplarse hoy en el Museo del Prado de Madrid.
En la web de Los glugluglinos he encontrado una interesante interpretación que a nuestro blog le va como anillo al dedo. Veamos: el único animal, sin contar los pájaros -que están por todas partes-, que se puede ver en los tres paneles del cuadro (“El Jardín del Edén”, “El Jardín de las Delicias” y “El Infierno”) es el gato. Además hay un único gato en cada uno de los paneles y cada uno de ellos representa, en mi opinión, la esencia de ese panel.
En la parte izquierda del cuadro, el panel correspondiente a “El jardín del Edén”, podemos ver a este gato que come tranquilamente, sin importarle lo que Dios tenga que contarles a Adán y a Eva. Es un gato dulce e inocente, al igual que los primeros hombres antes de conocer el pecado.
En el panél central, conocido como "El jardín de las delicias" podemos ver un gato mucho más estilizado y seductor, que participa activamente en la decadencia del ser humano al llevar sobre su lomo hombres y mujeres desnudos hacia la perdición a la que conducirá su lujuria.
El gato, tradicionalmente considerado mágico por muchas culturas, tiene además otro símbolo mágico, un cuerno, y ocupa una posición privilegiada en la composición, simbolizando quizás, ese poder casi sobrenatural que tiene la lujuria sobre nosotros. Recuérdese la obsesión que tenía El Bosco por el pecado y el sexo.
En el panel de la derecha, “El Infierno” un gato con apariencia diabólica está ayudando a torturar a uno de los pecadores a los que ayudaba a pecar en el panel central. Curiosamente, la tortura consiste en hacer lo que mejor hacen los gatos: ruido. Aunque, esta vez, en vez de maullando, hace el ruido tocando el tambor.
Retrato de El Bosco de Walter Canevaro
Fuente: Los glugluglinos
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Etiquetas:
Bellas artes,
El Bosco,
Puro Gato
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