martes, 16 de noviembre de 2010

Los hay con suerte

Georges Croegaert Napping

He estado leyendo las insólitas historias de algunos animales que fueron afortunados al recibir herencias millonarias de sus opulentos dueños, y resulta que uno de los testamentos más antiguos en el que se tiene en cuenta a las mascotas, pertenece nada más y nada menos que al cardenal Richelieu.

El que fuera uno de los hombres más poderosos de Francia en la primera mitad del siglo XVII, compartía su casa con catorce gatos. Uno de ellos, Lucifer, recibió ese nombre por su pelaje negro y su caracter salvaje; Gazette tenía la costumbre de orinar sobre los invitados que le desagradaban, y Ludovic le Cruel tenía ese nombre por la forma violenta de matar ratones.
Richelieu
En una ocasión, Richelieu recibió la visita de un académico llamado Racan. Al rato de estar allí, sintió algunas molestias en su enorme peluca y descubrió que... ¡había dos gatitos en su interior! En vez de expulsar al antihigiénico visitante de su residencia, el cardenal insistió en adoptar a los cachorros. Como no podía ser de otra manera, los minimos recibieron el nombre de Racan y Perruque.

Pero la pasión de Richelieu por los gatos quedó aún más patente en su testamento. Les legó una casa y alimentos, además de asignarles una importante suma de dinero y dos cuidadores. Así se quiso asegurar de que sus mascotas disfrutaran de una vida tranquila y millonaria.

Volviendo al inicio, parece que en Gran Bretaña, las mascotas son los sextos beneficiarios de herencias, ya que 1,5 millones de británicos deciden dejar todos sus bienes a sus mascotas. Es evidente que las estructuras familiares han cambiado mucho, pero, ¿no sería más útil dejar la herencia a una asociación pro derechos de los animales?

1 comentario:

Cuarzo dijo...

Si ya lo digo yo, que hay que tener suerte hasta para nacer gato.
Interesante post. Besos