viernes, 12 de junio de 2009

Siete vidas

No pasa nada si me caigo...
Los dichos y refranes populares son la prueba fehaciente de que el gato está inscrito en la cultura del lenguaje de una forma ancestral. Rara es la lengua que no hace referencia a este animal, bien para ponderar alguna de sus cualidades, bien para satanizar, una vez más, su lado incomprendido y misterioso. Aquí tenemos otro ejemplo:

LAS SIETE VIDAS DEL GATO

La creencia en las siete vidas del gato (nueve en el mundo anglosajón) tiene un origen tanto supersticioso como esotérico. No cabe duda de que la excepcional resistencia del gato, su capacidad de salir indemne ante las situaciones más complicadas o de saltar alturas considerables sin sufrir el menor daño, cuando otros animales habrían perecido, hizo pensar a los antiguos que este felino tenía más de una vida.

En la antigüedad, el número siete fue considerado un número afortunado para algunas culturas que basaban sus supersticiones en la numerología. Todo parece indicar que el origen de este refrán hay que buscarlo en el antiguo Egipto: los egipcios tenían la plena convicción de que los gatos también se reencarnaban y que, tras un número de siete reencarnaciones, el gato se convertía en un ser humano.

Pero el paso del tiempo consigue cambiar el fundamento o el origen de las cosas. Algo basado en una profunda creencia de tipo religioso es actualmente utilizado como un simple comentario popular. ¿Y por qué seguimos concediendo esas “siete vidas” a los felinos?

La observación diaria de un gato nos hace corroborar sin duda la frase. Como decía al principio, el gato tiene la gran capacidad de caer sobre sus cuatro patas, de forma totalmente equilibrada, aunque caiga de grandes alturas. Su ágil organismo, su cola y sus coordinados sentidos consiguen estabilizar el cuerpo del minino antes de que llegue al suelo. Por otra parte estamos ante un animal verdaderamente resistente, adaptable a cualquier estilo de vida y muy capaz de conseguir abastecerse en el caso de que la necesidad “apriete”.
¡Con un par!
Y por si esto fuera poco, un grupo de científicos norteamericanos que estudiaba una misteriosa dolencia neurológica en los gatos ha descubierto una sorprendente capacidad en esta especie por la cual el sistema nervioso central puede autorrepararse y restaurar sus funciones si resulta dañado.

Los investigadores informan de una restauración en gatos de la mielina --un aislante graso de las fibras nerviosas cuyo deterioro desemboca en una gran cantidad de desórdenes en el sistema nervioso central, la más común de las cuales es la esclerosis múltiple-- hasta el punto de recobrar su funcionalidad.

"El punto fundamental del estudio es que prueba de forma inequívoca que la remielinización extensiva puede conseguir una recuperación de un desorden neurológico severo, lo que indica una profunda capacidad del sistema nervioso para repararse a sí mismo", explica Ian Duncan, neurocientífico de la Universidad de Wisconsin-Madison que encabeza la investigación.

El estudio se realizó a partir de la investigación de una misteriosa dolencia en gatas preñadas. Para ello, se estudiaron los efectos en el crecimiento y desarrollo de los gatos cuando eran sometidos a alimentos que habían sido irradiados. Algunos ejemplares desarrollaban una severa disfunción neurológica, incluyendo pérdida de movimiento, de visión y parálisis. Asimismo, se comprobó que los gatos afectados sufrieron durante el estudio con dicha dieta una severa desmielinización de sus sistemas nerviosos, con una sintomatología parecida a la de los humanos en igual situación.
¡Volveré!
Cuando eran privados de la dieta irradiada, los gatos se recuperaban lentamente, y todas las funciones pérdidas quedaban restauradas: tanto la sustancia en cuestión como la funcionalidad del sistema nervioso. Para la aplicación a la investigación en humanos, el doctor Duncan destaca que este estudio resalta la importancia de desarrollar estrategias clínicas de remielinización.

No sabemos si tras siete reencarnaciones felinas los gatos pasarán a un “estado vivo racional”. Lo que sí tengo claro es que nuestro buen amigo, el gato, ha conseguido, a pulso, disfrutar de sus “presuntas” siete vidas.

2 comentarios:

Cuarzo dijo...

Es una pena que Antonio no pudiera disfrutar de esas siete vidas, pues es una de esas personas que se merecen siete vidas, muy bonito, gracias gatita.
Un beso tk.

ToKoTo dijo...

Creo que al mío le salen negativas esas 7 vidas.. Ayer lo trajo mi madre de viaje desde Bilbao con la mala suerte de que se estropeó el aire acondicionado del coche.. le pegó tal soponcio que aún está tirado en el suelo de mi casa (más bien en uno de los baños, la zona más fresquita). le estamos dando cada cierto tiempo agua con azúcar pero sigue ahí como una piltrafa...

Está muy mayor (más de 15 años). Hace tres meses se murió su hermano (diabetes le diagnosticaron)

Estoy bastante preocupado por él.