jueves, 10 de junio de 2010

Amin Maalouf, el Africano

Juan Carlos González
"Mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en El Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia".

Así arranca León el Africano (la historia apasionante de un granadino musulmán, exiliado de Al Andalus tras la entrada en Granada de los Reyes Católicos), el primer gran éxito internacional del novelista Amin Maalouf, flamante Príncipe de Asturias de las Letras, del que el jurado destacó su infatigable defensa de la cultura y de la convivencia. Con un lenguaje intenso y sugerente, Maalouf escribe sobre el gran mosaico mediterráneo de lenguas, culturas y religiones para construir un espacio simbólico de encuentro y entendimiento.

Amin Maalouf es una de las voces más esclarecedoras de la cultura mediterránea, escritor de novelas y ensayos maravillosos sobre el mundo arábigo-musulmán, que defiende a la par la universalidad de los valores de la ciudadanía democrática y la riqueza de la diversidad cultural. Frente a los ultras de la pureza de sangre, Maalouf propone el mestizaje, la asunción de las muchas identidades con las que cargamos la inmensa mayoría.

"Otro que no sea yo debe hablar de 'raíces'... No es mi vocabulario. La palabra 'raíces' no me gusta, y la imagen todavía menos. Las raíces se hunden en la tierra, se retuercen en el fango, se propagan entre tinieblas; mantienen cautivo el árbol desde que nace y lo alimentan a cambio de un chantaje: 'Si te liberas, morirás".

A Maalouf, nacido en el Líbano y residente en Francia, le han otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, pero bien habrían podido concederle el de la Concordia. Pues de eso va su dilatada obra, de eso va su vida, en torno a eso gira su línea de pensamiento.

Hombre puente, decimos, que a su vez insta a los otros a que se conviertan en lazos, y que tanto en ficción como en ensayo (y antes, como periodista), busca en la diversidad ese instante mágico en que los distintos se mezclan.

Maalouf representa la tolerancia entre culturas, el diálogo entre opuestos, y una visión de la historia despojada de prejuicios o intencionadas ideologizaciones. Preconiza una escala de valores basada en la cultura: "Hoy en día", afirma, "el papel de la cultura es proporcionar a nuestros contemporáneos las herramientas intelectuales y morales que les permitan sobrevivir: nada menos".

"No procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía".

Entrevista con Amin Maalouf: Occidente no respeta sus propios valores

Fuentes:
EL PAÍS.com

Dibujo: Amin Maalouf visto por Sciammarella

Fotografía: Juan Carlos González González, El descuido (Estambul)

Gracias a Olivo del Búho, allá donde esté, que me lo descubrió hace ya tanto tiempo...

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