jueves, 6 de octubre de 2011
Amar los libros
«Siempre creo que todo va a durar para siempre, pero nada dura para siempre. De hecho, nada existe más allá de un instante, salvo las cosas que retenemos en la memoria. Yo siempre intento reternerlo todo -prefiero la muerte al olvido-,...»
«Y, ay, qué libros descubrí durante aquellos primeros días embriagadores. Aún hoy, la mera enumeración de sus títulos me trae lágrimas a los ojos. Recítelos usted, pues, dígalos lentamente, en voz alta, y le irán rompiendo el corazón: Oliver Twist. Huckleberry Finn. El gran Gatsby. Alicia en el país de las maravillas. Peter Pan. (...)
Mi devoración, al principio, era tosca, orgiástica, descentrada, cochina -me daba igual emprenderla a mordiscos con Faulkner que con Flaubert-, pero pronto empecé a percibir sutiles diferencias. Me di cuenta, al principio, de que cada libro poseía un sabor distinto -dulce, amargo, agrio, agridulce, rancio, salado, ácido-, y según fue pasando el tiempo y mis sentidos ganaban en agudeza, llegué a captar el sabor de cada página, de cada frase y, finalmente, de cada palabra: todas traían consigo una ordenación de imágenes, representaciones mentales de cosas que yo desconocía por completo, dada mi limitada experiencia del llamado mundo real: rascacielos, puertos, caballos, caníbales, un árbol florecido, una cama sin hacer, una mujer ahogada, un muchacho volador, una cabeza cortada, siervos de la gleba que levantan la cabeza al oír el aullido de un idiota, el silbido de un tren, un río, una balsa, el sol entrando al sesgo en un bosque de abedules, la mano que acaricia un muslo desnudo, una choza en la junga, un monje que se muere.»
Sam Savage
Fragmentos de "Firmin"
Pintura: Alexi Zaitsev
Etiquetas:
Alexi Zaitsev,
Literatura,
Sam Savage
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario