jueves, 20 de mayo de 2010
Mis amigos: Lluna
El gato siamés es, quizás, una de las razas de gatos más conocidas a nivel popular. Esta antiquísima raza oriental ya aparece en un manuscrito del año 1350, proveniente de Ayutthaya, en aquel entonces la capital del Reino de Siam, la Tailandia actual.
En Siam, era un gato reservado a la familia real y conservado cuidadosamente en el palacio real. Eran muy difíciles de obtener y su regalo por parte del rey era considerado un favor muy especial. Se le consideraba un animal sagrado y sus propietarios sólo podían ser de sangre real y/o sacerdotes. El robo de uno de los Gatos Reales de Siam de la Corte Real era castigado con la muerte.
Los gatos siameses tenían un papel importante en los funerales de los reyes tailandeses en siglos pasados. Se les colocaba dentro de la tumba y cuando salían por un orificio dejado para tal propósito, se decía que el alma del monarca había entrado en el gato como parte de su viaje a la siguiente vida. Luego se llevaba el gato a la ceremonia de coronación del nuevo rey, con el objetivo de que el rey anterior pudiera presenciar la toma de posesión de su sucesor.
La morfología actual de este gato es bastante diferente del tipo original, que era mucho más macizo y voluminoso. El siamés original tenía los ojos estrábicos y la cola anudada. Estas características fueron tan comunes que se tejieron toda clase de leyendas alrededor de ellas.
Una de ellas cuenta que una vez se perdió una valiosa copa del palacio y dos gatos siameses fueron los encargados de buscarla. Cuando la encontraron, un gato se quedó para cuidarla mientras que el otro regresó con las buenas noticias. El gato de guardia, una hembra, estaba tan angustiada por extraviarla nuevamente, que ciñó su cola herméticamente alrededor de ella y la sostuvo tan firme que su cola se retorció permanentemente. Y todo el tiempo que estuvo esperando el regreso del otro gato, miró fijamente la copa pues temía que ésta desapareciera y sus ojos quedaron bizcos.
Otra leyenda habla de una princesa que, cuando tomaba sus baños, temía que le robasen sus anillos y entonces se los confió a su gato siamés. Ella puso los anillos en la cola del gato pero, cuando el gato se durmió, los anillos se cayeron. Así que la princesa ató un nudo en la cola del gato para que esto nunca pudiera pasar de nuevo.
Escuchar: Zen Garden
Etiquetas:
Mis amigos,
Puro Gato
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Sin duda los gatos siameses han sido considerados en diversas culturas no únicamente por su belleza, su personalidad es en verdad fascinante.
Disfruto mucho tus entradas, su calidad en contenido y belleza de imágenes es un agasajo.
Que buen gusto tienes querida Cati, te abrazo.
Ro
Gracias, Ro, lo mismo te digo, un abrazo.
Publicar un comentario