miércoles, 21 de abril de 2010

Gonzo

Un clásico: sombrero, gafas y Dunhill con boquilla
Salvaje, desbordado, brillante e intoxicado de todos los modos posibles, Hunter S. Thompson fue uno de esos hombres que registran su época para la Historia.

Experimentó con drogas y se sumergió en el corazón de la banalidad americana en "Miedo y asco en Las Vegas" ("Fear and Loathing in Las Vegas: A Savage Journey to the Heart of the American Dream", 1971); registró los vaivenes políticos en la era del rock cubriendo las marchas contra Vietnam y la campaña de Nixon (su bestia parda) del 72 para la revista Rolling Stone, de la que fue redactor jefe de política nacional;Un auténtico patriota exploró con sorna la tradición americana en "The Kentucky Derby" y echó luz sobre la violencia en medio del pacifismo infiltrándose en la banda de moteros salvajes Los Ángeles del Infierno para escribir el libro reportaje que le lanzó a la fama (y al hospital después de una brutal paliza que le propinaron, puesto que a la banda no le gustó nada lo que escribió el Dr. Hunter).

Y por si fuera poco, en 1970 presentó su candidatura para sheriff del condado de Aspen, Colorado, como miembro del El logo Gonzo en campañapartido "Freak Power" y casi gana las elecciones.

Todo, con una voz y un estilo que metieron el periodismo en la historia de la literatura.

Tras perforar de un balazo una de las mentes más brillantes de su generación, la suya, sus cenizas fueron lanzadas literalmente al espacio disparadas desde un gigantesco puño gonzo, en un evento diseñado por él con años de antelación y digno de su trayectoria que fue costeado por su gran amigo Johnny Depp, que lo interpretó en la versión cinematográfica de "Miedo y asco en Las Vegas" (Terry Gilliam, 1998).

En su despedida Tom Wolfe, el otro pope del Nuevo Periodismo, dijo de él que fue el mayor escritor cómico en lengua inglesa del siglo XX. Para mí, un rebelde con causa.

Miedo y asco en Las VegasHunter S. Thompson, creador del periodismo “gonzo” (aquel en el que cronista se convierte en protagonista de su crónica, promoviendo su acción y sufriendo sus consecuencias), era de todo: loco, drogadicto, alcoholico, violento, irónico, marginal. También un gran talento que supo plasmar en el papel parte de la contracultura norteamericana en los años 60 y 70. Hunter y un amigoJunto a Tom Wolfe, Truman Capote, Norman Mailer, por nombrar a los más famosos, Thompson revolucionó el periodismo sacándole el jugo a un género que basicamente describía la realidad con técnicas de la literatura de ficción.

Hunter Stockton Thompson es a la prensa lo que Charles Bukowski a la novela. Licor y estupefacientes fueron su "combustibles" reconocidos para un vertiginoso viaje por la locura que encierran algunas formas del sueño norteamericano: "Lejos de mí la idea de recomendar al lector drogas, alcohol, violencia y demencia. Pero debo confesar que, sin todo esto, yo no sería nada".

El número más vendidoEl funeral

"¿El límite? No hay un modo honesto de explicarlo porque las únicas personas que realmente saben dónde se encuentra son aquellas que lo han sobrepasado"

A continuación un extracto del capítulo 8 de "Miedo y asco en Las Vegas": lo que se conoce como El Monólogo (o Discurso) de la Ola, un texto que Thompson apreciaba especialmente y que sirve como excelente testimonio de la época del Verano del Amor, y para terminar, unas viñetas de Robert Crumb que creo que ilustran a la perfección el texto (pinchar en ellas para verlas mejor).

“San Francisco a mediados de los 60: un tiempo y un lugar muy especiales para ser parte de ellos. Tal vez eso significara algo. Tal vez no, a la larga... pero ninguna explicación, ninguna combinación de palabras o de música o de recuerdos puede rozar la sensación de saber que estabas allí, vivo, en ese rincón del tieRalph Steadmanmpo y el mundo. Sea lo que fuera que significase...

Es difícil hablar de La Historia, por todas las mentiras de mierda, pero incluso sin estar seguros de La Historia, parece enteramente razonable pensar que, cada tanto, la energía de toda una
generación se condensa en un largo y magnífico instante, por razones que nadie realmente entiende en su momento – y que nunca explican, en retrospectiva, qué es lo que realmente pasó.
Mi recuerdo principal de esa época parece brotar de una o cinco o tal vez cuarenta noches – o madrugadas – cuando salí de Fillmore medio loco y, Ralph Steadmanen lugar de irme a casa, conduje la gran 650 Lightning a través del Bay Bridge a 160 kilómetros por hora, vistiendo pantalones cortos L. L. Bean y una campera de pastor Butte… yendo a fondo por el túnel de La Isla del Tesoro hacia las luces de Oakland y Berkeley y Richmond, sin estar muy seguro de dónde doblar cuando llegara a un retome (siempre quedándome en el peaje, demasiado dado vuelta como para poner punto muerto mientras buscaba cambio…) pero estando absolutamente seguro de que no importaba qué camino tomara, porque siempre llegaría a un lugar donde la gente estaría tan volada y salvaje como yo estaba: no había duda de eso.
Había lEl documentalocura en todas las direcciones, a cualquier hora. Si no era a través de la Bahía, entonces era Golden Gate arriba o bajando la 101 hasta Los Altos o La Honda... Podías hacer saltar chispas en cualquier parte. Había una fantástica sensación universal de que fuera lo que fuera que estábamos haciendo estaba bien, que estábamos ganando... Y eso, creo, era lo principal - esa sensación de victoria inevitable sobre las fuerzas del Mal y de lo Viejo. No en una forma mezquina o militar; no necesitábamos eso. Nuestra energía simplemente prevalecería. No tenía sentido pelear - de nuestro lado o del de ellos. Teníamos todo el impulso; estábamos montados en la cresta de una ola alta y hermosa...
Y ahora, menos de cinco años después, podés subir a la cima de una colina empinada en Las Vegas y mirar hacia el Oeste, y si sabés mirar casi podrás ver el punto hasta donde llegó el agua - ese lugar en el que la ola finalmente rompió y comenzó a retroceder”.
Robert Crumb, Recordando los 60

Robert Crumb, El fin
Robert Crumb, la olaMe dejo un montón de cosas en el cajón, así que para los fans o para quien quiera saber algo más sobre Hunter, recomiendo el documental "Gonzo: Vida y obra del Doctor Hunter S. Thompson" de Alex Gibney (2008). La peli de Gilliam no me gustó tanto.
El puño y el peyote
Caricaturas: Ralph Steadman, amigo y colaborador de Hunter.

Comic: Robert Crumb
Música: Bob Dylan, Mr. Tambourine man (la que escogió Hunter para su funeral)
Fuentes principales: 45RPM, elmundolibro.com, eblog, Página/12

5 comentarios:

Rocío González dijo...

Parece ser una constante que los individuos inquietos, dotados de imaginación y nuevos enfoques, terminan consumiendo paliativos...
Estupenda entrada
Besos
Ro

Cati dijo...

Eso parece Ro, además, el consumo masivo de drogas fue uno de los signos de aquellos tiempos. Un beso.

Alexandre Vaudeville dijo...

A mi la peli de Gilliam me pareció bastante excesiva, me empecó a gustar en su segundo visionado, en el primero me quedé dormido, aburrido, yo que sé. Yo soy de los que tienen la teoría que para disfrutarla al 100% de este psicodélico film uno tiene que estar un estado alterado de la conciencia, ya sea con drogas duras o suaves (lo dejo a elección del consumidor) a ser posible legales por si alguien me señala con el dedo.

Debo de reconocer que me ha gustado mucho tu entrada, impresionante recopilación de material del genial reportero "Gonzo", hace nada me atreví a reseñar en mi rincón un cómic bastante gamberro llamado "Transmetropolitan" y fue después de escribir, cuando seguí buscando información y vi que su protagonista es casi un calco del genial Hunter S. Thompson.

Insisto, genial entrada la tuya!

Cati dijo...

Pues tendré que verla de nuevo... Gracias, te has pasado un buen rato dando vueltas por aquí.

Alexandre Vaudeville dijo...

Fin de semana, tiempo libre, curiosidad innata por mi parte, buscando entradas de Lou Reed/Velvet, eso es todo, jaja!